Dom 15.11.2015
rosario

CIUDAD › HABLAN DE FUEGO INTENCIONAL.

Una banda que arrasa

Una familia esta convencida de que una banda narco del barrio provocó el incendio de su casilla, en el que murió una nena de tres años. Hace un mes habían matado al tío de la víctima. Ahora esperan que se abra una investigación judicial que determine los hechos.

› Por José Maggi

"No vamos a dar nombres porque nos van a matar a todos". Así empieza la conversación de este cronista con parte de la familia que esta misma semana ocupara la crónica de sangre, por un incendio ocurrido en la casilla donde vivía, frente a la Zona Cero. Hoy la familia Flores está convencidas que el fuego -que terminó con la vida a de una chiquita de tres años y envió al hospital a su madre, con el 70 por ciento quemado-, fue intencional. El padre de familia es Alejandro Flores, y es el hermano de Carlos Daniel Flores quien fue baleado el 13 de octubre en los pasillos de Ciudad Oculta, tras intentar quedarse con dos cubiertas de un Fiat 147. El imputado por el caso, apodado Frutillita, se encuentra detenido, mientras la esposa e hijas de Carlos Flores abandonaron la casa que habitaban en Ciudad Oculta. Esa vivienda, vacía, fue prendida fuego el sábado 7 de noviembre, y quedó destruida por completo. La familia de Alejandro se trasladó hacia las inmediaciones de Cullen y Ugarte al 2700, y su vivienda fue presa del fuego cinco días después de aquel episodio.

Más allá de las pericia de bomberos, que hablan de un desperfecto eléctrico. Carina Pérez, la dueña de casa y madre de Alejandro aseguró que "en la cocina donde comenzó el fuego solo teníamos un foco. Estamos convencidos que nos la prendieron fuego". La mujer vive ahora en la casa de su comadre Adela, que también se suma al relato con tanto temor como los restantes miembros de la familia. "Es increíble, pero nadie quiere salir de testigo, es que tienen miedo de esa gente, son una banda, y son peligrosos".

Ninguna de las mujeres admite pronunciar la palabra pero es la Banda de los 90, la que ocupa sus pesadillas. Son un grupo que sostiene con la venta de estupefacientes y que tuvo aquel encontronazo con Carlos Flores, quien intentó quedarse con dos cubiertas de un auto robado por aquella banda, que estaba en la calle. Como está dicho el agresor de la banda de los noventa, apodado Frutillita está preso, y está convencido que fue su hermano Alejandro el que lo denuncio. En el barrio donde vivían, varios escucharon las amenazas de que "los noventa" le iban a liquidar a toda la familia. "Les vamos a prender fuego" aseguran que repetían por la villa. Por eso a nadie le sorprendió que atacaran a la familia Flores.

Como consecuencia, del incendio falleció Aiza Natasha de tres años, mientras que su hermana, de 5 años, sufrió quemaduras múltiples, con compromiso de las vías respiratorias, y se encuentra internada en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela, con pronóstico reservado. La madre de ambas, Betina Mariño, de 22 años, fue derivada al Hospital Provincial con quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo. "Betina Mariño se encuentra en estado crítico, en coma, con respirador artificial y sin fallas orgánicas, su estado es crítico y reservado", informó sobre el mediodía Federico Fiorilli, director del Hospital Provincial.

Al momento del siniestro estaban también presentes la abuela y otra hermana de las nenas, de 2 años, quienes salieron ilesas. Carina Pérez le relató a este diario: "pienso que me prendieron la casilla adrede, porque sabían que estábamos solas, no teníamos mucha luz, solo un foco prendido, pero no hay luz en las calles y la policía no entra nunca. La verdad es que estábamos a la deriva y no creo que un foco provoque un incendio así, porque además cuando nos acostamos, apagamos todo". El fuego empezó -segun la mujer- "en la cocina", pero no había en el lugar "garrafa alguna, ni cable pelado" asegura. "Lo único que se es que mi casa no se prendió por prenderse", afirma Carina.

La mujer relató que "todo fue muy rápido. Alcanzamos a sacar a mis dos nietitas, y no alcanzamos sacar a la otra. Mi marido está todo quemado en las manos, se cayó arriba del fuego y lo agarró la corriente también. Pero nadie nos ayudó, no nos dio una mano nadie. Los bomberos vinieron después de una hora con una chata como para apagar un fuego de un asado. Llegaron cuando mi nieta estaba cocinada ahí adentro" dice resignada la abuela de Aiza, la chiquita que resultó la primera víctima de este fuego.

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