Desde temprano, cientos de militantes coparon el microcentro rosarino. El bar El Cairo era un hervidero. Afuera, militantes de la Uocra y de Upcn agitaban cánticos y banderas. En San Martín y Rioja, otro grupo con banderas del Supa y el Movimiento Evita, comenzaban a concentrarse a la espera de indicaciones, ya que desde un primer momento se informó que el Scioli iba a encabezar una caminata desde allí para finalizar en el bar.

En la esquina de Córdoba y San Martín, trabajadores del Banco Nación arengaban a los transeúntes. "Para que este Banco se siga llamando Nación Argentina y que no se lo lleven los buitres, Scioli presidente", gritaba Víctor, mientras los chicos que panfleteaban volantes del PRO miraban para otro lado, bastante incómodos por la situación, aunque sin que las cosas pasen a mayores.

Finalmente, todos confluyeron en la esquina de Sarmiento y Santa Fe donde hubo, inevitablemente, que cortar el tránsito. "Se siente, se siente, Scioli presidente", cantaban. En pocos minutos, el bar se llenó de gente. También de dirigentes y legisladores del FpV, entre los que se contaban los diputados nacionales Marcos Cleri y Eduardo Seminara, el diputado provincial Gerardo Rico, la senadora nacional electa, María Sacnun, y los concejales Norma López, Roberto Sukerman, Carlos Cossia, Fernanda Gigliani.

En una de las mesas, un grupo de trabajadores de la construcción, que habían sorteado el ingreso, mataba el tiempo comiendo una doble de muzarella. "A los 90 no volvemos nunca más", cantaban eufóricos, algunos ya subidos a las sillas para poder observar mejor lo que pretendió ser una conferencia de prensa y que se transformó en un multitudinario acto de campaña. Ese fue el motivo por el cual al candidato presidencial le costó llegar hasta el sitio elegido para responder a los cronistas.

Hubo gritos, empujones, es cierto, pero también muchas ganas por acercarse a Scioli y también al senador electo Omar Perotti, para saludarlo y brindarle apoyo, algo que el gobernador bonaerense se encargó de agradecer: "En esta ciudad me salvaron la vida hace 29 años, cuando me recuperaba de un brutal accidente. Esta ciudad marcó una nueva etapa de mi vida, voy a poner ahora toda la garra y el coraje que tuve que poner en mí para salir adelante, y estar al servicio de todos ustedes".

Mientras los operadores del sonido hacían malabares para sostener los equipos y para que los fotógrafos, en su lógico afán por buscar la mejor toma, no pasaran por arriba de la consola. A esa altura, la mayoría de los asistentes estaban subidos a las sillas y las mesas. "Un minuto de silencio, para Macri que está muerto", cantaban en los momentos donde Scioli hacía una pausa en su discurso.

Al finalizar la conferencia, el candidato presidencial se dirigió hacia la cocina del bar. A través de una ventana podía observarse cómo el personal conversaba animadamente y se sacaban fotos. "Vino, nos saludó, le deseamos éxitos para él. También nos pidió disculpas por lo que pasó, porque fue un lío, pero estuvo muy atento. Incluso, cuando lo quisieron sacar, dijo que lo dejaran solo con nosotros porque quería saludar a los empleados, ¡se pasó!", dijeron a Rosario/12 los cocineros de El Cairo todavía conmovidos por lo que había sucedido.

Luego, un grupo numeroso encabezado por Scioli enfiló por calle Santa Fe. Doblaron por Mitre y se mezclaron con los autos y colectivos que no podían avanzar. Y cuando nadie lo esperaba, Scioli y Perotti subieron a un interno de la línea 110 que estaba parado frente al Teatro Astengo ante la sorpresa del chofer y de los pasajeros que inmediatamente comenzaron a filmar y a sacar fotos con sus celulares, sorprendidos por haber compartido, al menos por un par de cuadras, el viaje con el candidato presidencial del Frente para la Victoria.

La otra nota fue protagonizada por algunos vecinos de la cuadra, quienes quizás disconformes por lo que ocurría en plena calle decidieron tirar hielos y agua desde los balcones a los manifestantes. Nada impidió que siguieran cantando, alegres, "y a los 90 no volvemos nunca más".