CIUDAD › ROSARIO Y LA PROVINCIA TAMBIéN LE DIERON EL RESPALDO A MACRI PARA LLEGAR A PRESIDENTE.
El candidato de Cambiemos incrementó su diferencia con Scioli respecto del último 25 de octubre en Santa Fe. El voto blanco que propuso el Partido Socialista fue irrelevante en el territorio. Los radicales santafesinos harán pesar el triunfo.
› Por Leo Ricciardino
Santa Fe fue uno de los distritos que también aportó notoriamente al triunfo nacional de Mauricio Macri en el ballotage de ayer. Aunque la elección la perdió Daniel Scioli al llegar al fifty-fifty en su provincia donde debía operar el mayor descuento si quería alzarse con la presidencia de la Nación. El voto blanco que aquí pregonó la izquierda y el Partido Socialista, no existió: Apenas 1,4 por ciento de los sufragios. Con lo cual, el socialismo sólo pudo evitar malquistarse con una porción del electorado santafesino y preservarse de esta manera para el futuro, pero a costa de figurar en un tibio papel en una encrucijada política en la que se jugó un país entero.
Cambiemos se impuso en la mayor parte de los departamentos con pocas excepciones y módicos triunfos en Constitución y Vera. Pero el mapa provincial se pintó aún más amarillo que el pasado 25 de octubre.
Otra de las consecuencias del resultado en Santa Fe es el incremento en la cotización política de los radicales socios en el Frente Progresista. El diputado Mario Barletta y el intendente de la capital provincial, José Corral jugaron decisivamente a favor de Macri y con los resultados de anoche querran incrementar su peso político en las negociaciones que aún deben cerrar con segundas y terceras líneas del gobierno de Miguel Lifschitz que comienza este 10 de diciembre.
El Frente para la Victoria, por su lado, se esforzó por salvar el mal momento y destacó el accionar de la militancia. El diputado nacional reelecto Marcos Cléri fue categórico: "Así como la gente nos confió en un momento ser el oficialismo, ahora con la misma responsabilidad y compromiso vamos a ejercer el rol de opositores", dijo el legislador entendiendo que una enorme porción del electorado es totalmente refractaria a un gobierno de Macri y querrá seguramente sentierse interpretada en el Congreso de la Nación.
Pero anoche, no había euforia en Rosario. Al Monumento llegaron pocas personas vivando a Macri. Esto no quiere decir que no haya tenido apoyo en las urnas -eso está a la vista- sino que la adhesión al candidato de Cambiemos expresó precisamente eso: la necesidad de sacarle pasión a la política en la creencia de que así es posible solucionar los conflictos que debe afrontar un país. Allí es posible rastrear la raíz del cambio, la ingenua sensación de la no política que fue ratificada sobre la tarima de Costa Salguero por el propio Macri que repitió los mismos slogans de campaña y no expresó ninguna certeza para Argentina.
La formidable maquinaria publicitaria montada por Durán Barba fue efectiva y reemplazó la política. Así se construye un candidato y una fuerza política, pero no un gobierno. Una gestión requiere de hombres y mujeres comprometidos con una tarea que se trata -precisamente- del conflicto constante. Ese que el kirchnerismo expuso de manera descarnada y que terminó por resultar indigerible para la mayor parte del electorado que no quería tanta política explícita, tanta verdad junta. En Santa Fe, claramente, ya se había visto un mapa del PRO que abarcaba desde el 25 de octubre último, la mayor parte de la región oeste del territorio, la que se recuesta sobre Córdoba y que tiene una fuerte raíz agropecuaria. Más allá de las razones obvias, del quiebre con el gobierno por el conflicto de las retenciones en 2008; esa herida jamás volvió a cerrarse. Por un lado porque muchos actores del sector agropecuario tenían dificultades para aumentar su rentabilidad, pero por otro lado porque había calado hondo en muchos de ellos esta cuestión de que debía haber un cambio de timón.
Los intereses sectoriales no alcanzan a explicarlo todo. Hay casos particularísimos en Santa Fe como la localidad de Las Parejas, que pasó de ser un páramo de desocupación en los '90 a un territorio florenciente para la industria ligada al campo y con escasísima desocupación. O en Cañanda de Gómez que donde en los '90 cortaban la ruta protestando por el desempleo hoy hay un parque industrial con 40 empresas del sector mueblero. Son casos contundentes en los que sin embargo no pudo hacer pie el Frente para la Victoria en estas elecciones.
Claramente la mayor porción del electorado creyó firmemente cuando le dijeron que no iban a tocar ninguna de sus conquistas, si no es difícil explicar cómo recientes beneficiarios del plan Procrear -que accedieron por primera a vez a un crédito barato para construir su vivienda-, votaron por Macri.
Otra etapa comienza, eso está muy claro, pero plagada de incertidumbres. La fuerza del cambio le ganó a las certezas. Las formas pesaron mucho más que el fondo y la posibilidad de regresar a una Argentina que, seguro nadie quiere, fueron soslayadas por la mayoría.
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