El reconocido director de teatro y actor Gustavo Guirado pasó una Nochebuena de terror, y se siente afortunado de vivir para contarlo. El jueves a medianoche estaba en el pequeño patio de la casa de sus suegros, frente al Hospital Roque Sáenz Peña, cuando sintió un impacto y una quemazón en la espalda. Lo había alcanzado una bala perdida, disparada muy cerca del lugar donde estaba por brindar con su hija de 13 años. En la reunión familiar estaban también Yanina, la mujer de Gustavo, la madre y los abuelos de ella. Rápidamente lo llevaron al centro de salud donde los médicos lo atendieron "excelentemente". Le hicieron cinco radiografías y festejaron: una bala de alto calibre (por lo menos una 9 milímetros) había ingresado cerca de su omóplato y se alojó a milímetros de la médula y del pulmón. "No soy religioso pero es como un milagro porque me podría haber muerto o quedar parapléjico", dijo Gustavo a Rosario/12.

La sorpresa no terminó con el balazo. Ayer a la mañana, Yanina y sus hijos fueron a volantear al barrio, para buscar información sobre lo ocurrido, que Gustavo denunciará hoy en el Centro Territorial de Denuncias. Como Yanina se crió en ese barrio, todos la conocen. "Hace años que no podemos festejar en el patio", le decían los vecinos, mientras le mostraban impactos de bala en los toldos, en las paredes y en distintos lugares de sus viviendas. "Aunque haga calor, nos metemos adentro", afirmaban.

A medianoche, los ruidos eran fuertes. "Esa zona es muy poblada, escuchamos cualquier cantidad de cohetes. Eran las 0 y 10 segundos, sonaban cohetes, cohetes y cohetes, y en eso habrán sonado tiros, pero no los distinguimos. No alcanzamos a brindar", relató Gustavo, mientras le venían a la mente los festejos de los médicos del Roque Sáenz Peña. "Mirá de lo que te salvaste, no te podemos explicar de lo que te salvaste", le decían.

Para el artista, lo ocurrido tuvo un impacto profundo, más allá de su salud. "Te empezás a hacer preguntas que yo nunca me hice, por una cercanía con la muerte tan concreta y tan absurda. Si hubiese ido a una marcha donde reprimen, ahí la podés ligar, pero esto... En un patio, levantando una copa de champagne, recibís un balazo que no sabés quién lo disparo... Empezás a pensar qué pasa con esta sociedad, yo supongo que disparó un civil, pero puede ser un uniformado, en ambos casos es una insanía", reflexionó el director de Carne de juguete, entre otras obras de teatro.

"Creemos que alguien disparó muy cerca, aunque no somos peritos balísticos, la bala cayó muy perpendicular, es muy probable que hayan disparado cerquita de la casa", agregó y consideró: "La locura es mucho mayor de lo que yo pensaba, hay una sociedad que ha naturalizado esto. En el mismo hospital me decían que es habitual todos los años. Quiero difundirlo para que sirva por lo menos para que no pase este 31".