"Condenar al acusado a la pena de prisión perpetua", fue la decisión unánime del Tribunal que durante una semana juzgó el accionar femicida de José Ibáñez, quien le dio siete tiros a Julia Ortiz, en el patio de su casa de barrio La Lagunita. "¿Así que no me tenés miedo?", le gritó antes de dispararle, la tarde del 30 de agosto de 2014. "Es la sentencia que esperábamos. Este tipo no puede estar suelto: mató a una mujer inocente y dejó a sus hijos sin madre", dijo Luján, hermana de la víctima. Durante el juicio, el fiscal Florentino Malaponte demostró a los jueces Raquel Cosgaya, Alejandro Negroni y Juan Carlos Vienna, que el hombre de 42 años sometía a su esposa a un "ambiente de reiterada violencia". La defensa intentó demostrar que el acusado padecía un trastorno celotípico (cuando se cree que la pareja es infiel) y no tuvo conciencia del acto.

"Homicidio agravado por el uso de arma de fuego y calificado por el vínculo en un contexto de violencia de género; con ensañamiento", fue la calificación penal contra el imputado que se entregó tras el hecho en la seccional 19º. La acusación de Malaponte se centró en que el imputado "quería tener el poder" de la casa. Ya en 2007, Julia tramitó una prohibición de acercamiento contra Ibáñez; pero éste nunca la cumplió. Fue después de desfigurarla de un maderazo.

Para la fiscalía, el agresor "provocó un sufrimiento innecesario" en la víctima, disparándole de abajo hacia arriba, hasta matarla. Varios testigos del caso hablaron del ambiente de violencia en el que vivía Julia, quien salía a limpiar casas para mantener a sus hijos (mellizos de 17 años y el nene de 8, con Ibáñez). A él no le gustaba que ella trabajara.

"El fue a buscar el revólver de una cajita que tenía en la pieza, bajo llave, se lo puso detrás de la espalda mientras caminaba hacia el patio y cuando la tuvo enfrente le tiró a las piernas. El nene gritó y yo le dije que corra a lo de la tía para avisarle", relató Natalia, hija de Julia de una relación anterior y primera testigo del juicio. "Cuando salí corriendo al pasillo para pedir ayuda escuché cinco o seis disparos más".