Más de la mitad de los rosarinos considera que la economía nacional está peor que hace un año, y dos tercios de ese universo entiende que no es buen momento para ponerse en gastos importantes, como comprar un auto o una vivienda. Son las conclusiones más salientes del Indice de Confianza del Consumidor para Rosario (ICC) en el tercer trimestre del año, elaborado por el Centro de Estudios Igualdad Argentina que ayer presentaron los diputados provinciales Rubén Giustiniani y Silvia Augsburger, socialistas ajenos al oficialismo local.

El informe se hizo sobre la base de una encuesta realizada la última semana de setiembre a 505 personas, en proporción demográfica por barrios, sexo, edades y estrato socioeconómico. Es un sondeo que realiza el centro de estudios de Santiago al 1500, y que construye un indicador para medir el humor social promedio de la población. En este caso, en una escala de 0 a 100, los estadísticos concluyeron que el índice de confianza de los consumidores rosarinos se encuentra en 44,3 puntos. Y pese a que es un valor considerado entre medio y bajo, representa una mejora de 8 puntos respecto de la medición en el trimestre anterior.

"Resulta destacable la mala percepción de los rosarinos acerca de la situación económica actual del país, comparada con la de un año atrás", evaluó Javier Ganem, presidente del centro Igualdad Argentina. El 56,6% de los encuestados interpreta que la economía del país está más deteriorada que hace un año, y el 26% piensa que no hubo variaciones. Mucho en contraste con la porción que considera que la situación es mejor: 12,3%.

El ICC chequeó un dato de la calle que comerciantes y empresarios ya vienen alertando desde hace meses: la desaceleración de la actividad, la caída de las ventas y el agotamiento de la capacidad de crédito de los consumidores, lo que completa el círculo negativo de la micro economía local. Es que el 66% de las personas encuestadas entiende que el momento no es bueno para meterse en inversiones familiares importantes como la compra de vehículos o inmuebles. Y, aunque en una medida algo menor (60%), también la mayoría se muestra renuente a consumir bienes menos onerosos como muebles, artículos de electrónica y electrodomésticos. Mala señal para esos sectores de la industria, y también para los importadores. La explicación estriba en el deterioro del poder adquisitivo y el regreso de cierto temor a perder el trabajo y no lograr reinsertarse.

El informe, por lo tanto, marca en rojo estos síntomas estadísticos: "Resultan preocupantes los indicadores de disposición a la compra de bienes de los ciudadanos, que determinan el consumo agregado. A lo largo del año la respuesta negativa de la población a esta pregunta se ha mantenido en niveles por encima del 60%, hecho que refleja fundamentalmente la preocupación por los niveles de ingresos y estabilidad en el empleo".

Al margen de las percepciones generales de la economía, a la hora de responder sobre la situación personal de cada uno, el 16% de los encuestados cree que su situación económica actual es mejor que la del año pasado, y el resto la considera igual o peor. Sin embargo, y aquí una incógnita digna de sociólogos, el indicador se invierte cuando los encuestadores interrogaron acerca del futuro en cuanto a la situación económica personal: el 53,7 por ciento cree que dentro de un año estará mejor económicamente.

Ganem explicó que el ICC es un instrumento que mide la percepción de los ciudadanos sobre el estado de la economía nacional, la situación económica propia e individual, y las expectativas a corto y mediano plazo.