Sáb 29.10.2016
rosario

CIUDAD › DECLARó RODOLFO ISACH, ENJUICIADO POR PRIMERA VEZ POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Otro lobo con piel de cordero

El único represor que no tiene condena previa, Rodolfo Isach, declaró ayer que él y su esposa fueron secuestrados por Feced y desmintió haber sido Personal Civil de Inteligencia, aunque su legajo lo acredita. Testimoniaron dos víctimas.

› Por Sonia Tessa

El verdugo urdió su defensa: disfrazarse de víctima. En la audiencia de ayer de la causa Guerrieri 3, el imputado Rodolfo Isach contó que había sido secuestrado en 1976 junto a su esposa -que era "montonera" y murió de cirrosis en 1978- por la patota de (Agustín) Feced, al tiempo que minimizó su trabajo en el Destacamento de Inteligencia 121 al decir que fue convocado para dar cursos de explosivos a unidades militares y sólo cobró viáticos. "No pertenecí a ningún Destacamento de Inteligencia. De todas las cosas que me han leído, no tengo nada que ver", dijo el represor que estuvo prófugo hasta febrero de 2012, cuando fue capturado en su casa en Ostende. "Es insostenible lo que dijo, no puede decir que sólo cobró viáticos cuando su legajo como Personal Civil de Inteligencia es una prueba de lo contrario", dijo Nadia Schujman, abogada querellante de la agrupación HIJOS, tras la audiencia.

Declararon ayer los dos primeros testigos de la novena causa por delitos de lesa humanidad en los Tribunales Federales de Rosario. Viviana Nardoni y Luis Megías relataron su secuestro, los primeros quince días en La Calamita, centro clandestino de detención ubicado en Granadero Baigorria que pertenecía al Ejército. Luego fueron trasladados al Servicio de Informaciones de Rosario y más tarde, ella fue derivada a la cárcel de Devoto, y él a Coronda. Nardoni y Megías son dos de las 47 víctimas de esta causa, entre las cuales hay 24 personas desaparecidas. Los acusados son diez: los militares Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Amelong y Marino González, los Personal Civil de Inteligencia Walter Pagano, Juan Cabrera, Ariel López, Armando Pelliza, Eduardo Costanzo y Rodolfo Isach, el único que no tiene ninguna condena previa. El juicio se realiza en el Tribunal Oral Federal número 1, integrado en esta ocasión por los santafesinos José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Luciano Lauría. El fiscal es Adolfo Villate, titular de la Unidad de Derechos Humanos.

La declaración de Isach estuvo también destinada a desacreditar a Eduardo "Tucu" Costanzo y a Gustavo Bueno. Los dos ex Personal Civil de Inteligencia fueron quienes denunciaron que fue Isach quien mató a los 14 militantes secuestados en el circuito Quinta de Funes-Escuela Magnasco-La Intermedia, los tres centros clandestinos de detención por los que pasaron al menos 17 víctimas de esta causa. Todo lo declarado por Costanzo se fue corroborando con pruebas objetivas como los cadáveres identificados en los enterramientos clandestinos del campo San Pedro, cerca de Laguna Paiva. O la identificación de Sabrina Gullino Valenzuela Negro a partir del dato dado por Costanzo sobre el destino de los mellizos de Raquel Negro, desaparecida que estuvo cautiva en Quinta de Funes. Además de su pasado como PCI, Isach también revistó en la policía provincial, donde llegó a ser jefe de la Unidad Regional XVII. Fue pasado a disponibilidad en el año 2000. Acusado de delitos similares, su hermano Carlos continúa prófugo.

En cambio, Nardoni -actual directora del Museo de la Memoria- fue la primera testigo-víctima que declaró en este juicio. Fue secuestrada con quien era su marido, Luis Megías, el 3 de julio de 1977, cuando llegaban a su casa. Estaban recién casados. Mientras no estaban en su departamento, la patota se lo desvalijó. Cuando los atraparon, los llevaron a un lugar que identificaron como rural, y que tiempo después supieron se llamaba La Calamita. Fueron torturados. Les preguntaban por una pareja de abogados de Buenos Aires que ellos no conocían. "De los golpes que recibí tuve mis primeras consecuencias en mi primer embarazo. Mi primer bebé nació muerto", dijo Nardoni quien también -por las torturas y golpes- resultó "dañada permanentemente" en su columna vertebral. Nardoni ya declaró en la causa Guerrieri 2, y en esta es, además, querellante. "Uno tiene que venir a declarar todas las veces que sea necesario, hasta que tengamos mayores certezas sobre el destino de nuestros compañeros desaparecidos. Porque la impunidad seguirá vigente mientras no sepamos qué pasó con ellos, aunque haya condenas", apeló la testigo. Nardoni cumplió 63 años el jueves. Tenía 21 cuando fue secuestrada.

Después declaró Megías, quien relató el secuestro con detalles coincidentes a los de su ex esposa. Megías emocionó al público al recordar: "Cuando empecé a dar testimonio en sede judicial mis hijos mayores tenían la edad de mis compañeros muertos de la Juventud Universitaria Peronista de la Facultad de Derecho. Hoy mis hijos son más viejos que lo que eran mis compañeros, y yo soy abuelo. Por eso, cuando ustedes dicten sentencia van a estar haciendo justicia por los que no están, por sus hijos, sus familiares, por nosotros que sobrevivimos, y ahora no sólo por nuestros hijos sino por nuestros nietos. Es muy importante que nosotros los que vivimos esto veamos que hay justicia. Porque mis compañeros tendrían que ser abuelos igual que yo".

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