Raúl Lencina, el comerciante que abatió a un ladrón dentro de su negocio en Uruguay (ex Ayolas) al 1100, en la noche del miércoles, y que se está recuperando de las heridas que sufrió en el tiroteo, realizó ayer declaraciones relacionadas con el desgraciado hecho que lo tuvo como protagonista. El dueño de la escuela de conductores Ayrton, en la zona sur de Rosario, se mostró conmovido por lo que le ocurrió y lamentó haber matado al ladrón; aunque destacó que no le quedaban demasiadas alternativas; "era él o yo", graficó. En tanto, los propietarios de los comercios vecinos manifestaron su preocupación por el aumento de los hechos delictivos en el barrio. En este sentido, el comerciante herido, a modo de consejo, les dijo a sus vecinos, "muchachos, a cuidarse".

"Quizás tenga hijos como yo", afirmó Lencina en comunicación telefónica con Canal 3, mostrándose quebrado y dolorido por lo ocurrido en su negocio, que está dividido en dos partes. En una funciona un negocio de ventas de insumos de computación, llamado Fono Sur; y en otra, la academia de conductores, donde sucedieron los hechos que terminaron con la muerte del joven ladrón; mientras que el titular del negocio sufrió una herida de bala en el abdomen, por lo que tuvo que ser internado en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez.

Cuando la mujer del comerciante ya estaba por cerrar el local, dos personas ingresaron con fines de robo. Ante el requerimiento de los cacos, la esposa de Lencina les dijo que iba a la parte de atrás a buscar el dinero, pero en realidad el que salió fue su esposo, que estaba con sus hijos y había escuchado todo, portando un arma con la cual comenzó a tirotearse con los delincuentes. La balacera terminó con el ladrón muerto y con el comerciante herido, al que los vecinos, por sus propios medios, trasladaron hasta el HECA.

Tratando de reconstruir el terrible momento que vivió, Lencina, padre de 4 hijos, indicó que no le quedó otra alternativa, "era él o yo"; aunque lamentó que el ladrón haya muerto en el tiroteo. El delincuente recibió cinco disparos, dos en la pierna izquierda, otros dos en la garganta y el restante a la altura del mentón.

Lencina indicó que lo que pasó "fue una situación límite. De ninguna manera era mi intención matarlo. Quizás el también tenga hijos, pero no me dejó otra alternativa". Para el comerciante, "en ese momento no era que la vida estaba en manos de Dios, estaba en manos de los dos que nos enfrentamos, y le tocó a él".

El hecho que conmovió al barrio, obró como un disparador para que los comerciantes denuncien ante los medios los constantes asaltos que vienen padeciendo desde hace un tiempo. Uno de ellos, llamado Fernando, dijo que "en este último tiempo se puso más pesado. A mí, el último viernes me robaron, me encerraron en la cámara, y después se fueron tranquilamente en bicicleta". Mientras que otra comerciante tiene dentro de su negocio un perro rottweiller para amedrentar a los posibles ladrones.

Acompañado por su mujer, Marisel, quien comentó que luego del asalto pudo enterarse de la cantidad de robos que están padeciendo en el barrio, el comerciante les dejó como mensaje a sus vecinos una advertencia: "Muchachos, a cuidarse".