"Hace un año atrás veíamos como se nos terminaba el mundo". Así empieza la carta que firman familiares de Jorge Poremba, el taxista asesinado para robarle 40 pesos. Había sido baleado el 3 de enero de 2006 y falleció 11 días después. Este domingo se cumplió un año y su familia organizó una misa en la iglesia San Jorge. "Eso es lo que sentíamos, que se nos terminaba el mundo a toda la familia", dijo Gladys, una de las hijas. "En ese momento comprendimos que estas cosas le pueden pasar a cualquiera, eso que veíamos por televisión y decíamos `pobre esa familia'. Vos creés que no te va a pasar y cuando te pasa entendés a los que lo sufrieron, te ponés en la piel de todas esas familias", relató. Gladys se mostró "agradecida" con la policía "que le puso mucha dedicación al caso, pero sobre todo a la gente, a los testigos que aportaron datos a los que nosotros nunca podríamos haber llegado", señaló en referencia a los testimonios que permitieron la detención y el procesamiento de una de las chicas implicadas en el homicidio: Lucía Mirta Herrera de 24 años que ahora espera su sentencia.

El taxista había sido herido en un robo, en el que dos chicas le dispararon y se llevaron 40 pesos, el 3 de enero de 2006. Después de 11 días en coma falleció la madrugada del 14 de enero de un paro cardiorrespiratorio. Poremba, en algún momento había llegado a presentar signos favorables en su evolución pero sus graves heridas complicaron su cuadro sobre el final.

Poremba recibió un disparo luego de que dos chicas le robaran 40 pesos en zona sur. El proyectil le ingresó por el hombro y terminó su recorrido en la ingle. Durante el trayecto le provocó gravísimas lesiones en hígado, estómago e intestino delgado. El martes 3 de enero a la noche un viaje lo llevó desde el centro hasta la zona de la Jefatura, en Ovidio Lagos al 5200. Desocupado recorrió unos pocos metros hasta que dos muchachas lo pararon. El primer destino pedido por las pasajeras fue Lagos y Arijón, pero al llegar a esa esquina, las mujeres conversaron entre ellas y le señalaron un nuevo destino: camino viejo a Soldini y Lagos, donde supuestamente levantarían a una amiga. Poremba las llevó, pero al llegar a destino todo se precipitó. Allí una de las chicas le apoyó al taxista un revólver calibre 32 en el omóplato derecho mientras la otra pedía "la plata". Querían dinero y el taxista lo entregó, a pesar de lo cual la chica que tenía el arma le disparó. Poremba manejó herido hasta su casa y alcanzó a narrar lo que había sucedido antes de ser internado.

"Mi viejo era un tipo de esos de los de antes, con valores, con una concepción muy fuerte de la familia y así nos crió a nosotras", dijo Gladys y aseguró que "además de recordarlo con el amor que lo hacemos, organizamos estas misas por la memoria de él, pero también para que la gente tome conciencia, para que las autoridades escuchen y para que algo de todo esto cambie. Porque también pensamos en la realidad que le dejamos a nuestros hijos", dijo en declaraciones a LT8.

-¿Está satisfecha con la resolución que tuvo el caso? - le preguntaron a Gladys.

-Estoy agradecida al empeño que puso la policía para identificar y detener a una de las chicas. Pero sobre todo a la gente que aportó datos, que testimonió y ayudó a esclarecerlo. La responsable está detenida y procesada esperando una condena, pero para mí la otra chica también tiene responsabilidades y lamentablemente quedó sobreseída porque los testimonios no alcanzaron para inculparla.