Jue 22.03.2007
rosario

CIUDAD

"A mí me trajeron acá cuando tenía la edad de ustedes"

Alumnos del Polimodal participaron ayer del recorrido histórico por el centro clandestino que funcionó en la ex Jefatura de Policía. Los guías fueron sobrevivientes de la represión.

› Por Claudio Socolsky

Como parte de la semana en conmemoración del 31º aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la secretaría de Derechos Humanos de la provincia organizó una serie de actividades en la Plaza Cívica, entre ellas un "Recorrido Histórico", basado en un circuito guiado por sobrevivientes del ex-centro clandestino de detención que funcionó en la actual Plaza Cívica, que está dirigido a alumnos de 3º ciclo de nivel polimodal. En la mañana de ayer, Rosario/12 acompañó el recorrido que hicieron alumnos del Complejo Integral Educativo NOB y de la escuela Almafuerte, quienes después de escuchar los testimonios de Ana María Ferrari, Esteban Mariño, y del subsecretario de Derechos Humanos, Alfredo Vivono, participaron de los talleres de reflexión, a partir de la construcción de algunas de las canciones que se escuchaban en los tiempos de la represión, y dejaron su mensaje. Para Gloria Canteloro, de la secretaría de Derechos Humanos, el objetivo de las jornadas para los jóvenes es "establecer un puente entre pasado, presente y futuro. Lo importante es que los chicos puedan tener herramientas para incluirse en un proyecto de país".

"Antes que nada, quiero decirles que a mí me trajeron acá cuando tenía la edad de ustedes, 17, 18 años", fue la frase de presentación de Ana María Ferrari, ante un círculo de estudiantes secundarios que la escuchaban con atención. Ferrari relató buena parte de su historia personal y de la militancia de toda su familia que, en distintas etapas, habían traspasado los portones de la vieja Jefatura por haber pertenecido a distintas organizaciones vinculadas con las luchas populares.

Ferrari contó la manera en que fueron secuestrados junto a su compañero en plena madrugada, para luego ser trasladados al edificio de la Jefatura, donde funcionaba el Servicio de Informaciones. A medida que avanzaba en su relato, mechado con precisas referencias históricas, y ante la atenta mirada de las profesoras que acompañaban a sus alumnos, Ferrari a veces no lograba contener su emoción por un recuerdo preciso, por una anécdota vivida.

Posteriormente, los alumnos se dividieron en varios grupos para iniciar el recorrido por el ex centro clandestino de detención. Guiados por el subsecretario Vivono, que explicaba cómo funcionaba el lugar durante la última dictadura, los alumnos observaban respetuosamente las fotografías de los detenidos-desaparecidos, aunque muy pocos se atrevían a realizar preguntas.

El funcionario detalló cómo hacían los torturadores para evitar que los vecinos escucharan los gritos, teniendo en cuenta la proximidad de las ventanas que dan a la esquina de San Lorenzo y Dorrego. "Generalmente encendían una radio y ponían muy fuerte el volumen. También dejaban en la esquina un viejo camión Bedford con su motor encendido. Años más tarde, y encuestando a los vecinos, ellos nos ratificaron que, a pesar de que intentaban taparlos, escuchaban los gritos de los compañeros que eran torturados", precisó el subsecretario de Derechos Humanos.

Cuando Vivono comentó sus experiencias personales en el ex centro de detención clandestino, y detallaba cómo los torturadores trataban de sacarles información, o bien intentaban que se quebraran para delatar a un compañero, un alumno preguntó si les pedían que "los botonearan"; el funcionario le contestó que "eso sí que no, botonear nunca".

Después de recorrer el primer piso, Vivono y los alumnos fueron hasta El Sótano. "En un momento pico de las detenciones, en este lugar hubo hasta 150 personas; algunos durmiendo en colchones de goma podridos", indicó el subsecretario, para luego ir mostrando y comentando cada uno de los rincones donde funcionaba el ex centro clandestino de detención.

"Cuando inauguramos la Plaza Cívica, el primer pensamiento que tuve, más allá de la alegría por recuperar el lugar, fue el de trasladarme hacia atrás en el tiempo. Estando acá, jamás me hubiera imaginado que, años más tarde, la persona que nos torturaba estaría presa, y que yo sería el subsecretario de Derechos Humanos", dijo Vivono a un grupo de alumnos mientras subían las escaleras para dar por terminado el recorrido.

Luego, los estudiantes participaron del taller de construcción de canciones. El trío Mateu ejecutó "Confesiones de Invierno", de Sui Generis; "La colina de la vida", de PorSuiGieco y "La marcha de la bronca", de Pedro y Pablo. Tras escuchar las canciones, los alumnos construyeron en dos afiches sus reflexiones.

Uno de los textos rezaba: "Nuestra voz joven dice: Bronca cuando rieron satisfechos por robarles sus derechos, al sacarles su libertad, al quitarles su esperanza. Bronca de saber todo el dolor que causaron; bronca y rencor. Bronca por los que desaparecieron, por los que torturaron y fusilaron y por los que se fueron obligados. Bronca por Massera y Videla y la ignorancia de las personas que prefieren que vuelvan".

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