CIUDAD › MIRTA LEVIN, TITULAR DE PLANEAMIENTO MUNICIPAL
La secretaria de Planeamiento municipal adelantó a Rosario/12 los principales lineamientos del Código Urbano que será modificado después de 40 años de vigencia. Entre la norma y el lobby de los constructores.
› Por Guillermo Lanfranco
El boom de la construcción -también de la especulación y de la demolición-, apura a la Municipalidad de Rosario en su proyecto de modificación del Código Urbano vigente desde hace 40 años. Una normativa que sigue dando impunidad absoluta a cambios que la ciudad más sufre que disfruta: Edificios de departamentos implantados en medio de casas bajas, antiguas construcciones de valor patrimonial demolidos para favorecer negocios rentistas, alteración de rasgos propios de una cuadra o de un barrio entero. La secretaria de Planeamiento municipal, Mirta Levin, explica los fundamentos de la iniciativa, que el 28 de mayo próximo será debatida en una audiencia pública en el teatro La Comedia.
-¿Cuál es el sentido de revisar el Código Urbano que rige las construcciones en el Centro y Macrocentro?
-El Código Urbano de Rosario está vigente desde 1967 y sufrió más de un millar de modificaciones, pero nunca hubo una revisión conceptual completa y hoy es muy difícil de manejar por las contradicciones que contiene. Entonces desde hace 3 años estamos haciendo un profundo proceso de revisión, para lo que una vez aprobado se va a llamar Normas Urbanísticas de la ciudad de Rosario. Vamos a tener normas generales de tejido y normas particulares. Lo que vamos a presentar ahora son las primeras, que atienden a lo que es la ciudad ya consolidada, definiendo indicadores de uso, de altura. Las normas particulares son los planes especiales y de detalle, como Puerto Norte, Pichincha, Puerto Central, Yerbatera Martin, Ciudad Universitaria, es decir normas que no son genéricas sino que se aplican a un sector que tiene valor estratégico. En las normas de tejido estamos trabajando en dos de los sectores más importantes de la ciudad, por su magnitud y el peso de los cambios, porque han sufrido mas procesos de transformación y donde hoy está incluida toda la especulación para la construcción de edificios. Es decir, el Centro delimitado por Pellegrini, Oroño y el río, y el anillo siguiente, que va hasta avenidas Francia y 27 de Febrero. A través de dos ordenanzas se prevé establecer el régimen de alturas permitidas, áreas de preservación histórica, las políticas a seguir respecto al patrimonio, los criterios de construcción respecto a altura, la preservación de barrios que nos interesa mantener por sus características barriales y hasta ahora se podían construir edificios en altura. Es una norma que pretende definir dónde se puede y donde no construir en altura. Por otro lado define una política de preservación de edificios con valor patrimonial. Buscamos clarificar qué edificios queremos preservar, donde están localizados y, en esos casos, que se elimine la posibilidad de levantar edificios en altura.
-Hoy es visible la tensión entre las inversiones en la construcción de edificios y los vecinos que se resisten a que la especulación inmobiliaria les arruine su medio ambiente ciudadano. ¿La nueva normativa apunta a resolver este conflicto?
-Hay demandas que son muy válidas. Por ejemplo, la reforma normativa propuesta establece la prohibición de construir edificios de calle Cerrito hacia el sur. Y esto se debe a que en la realidad el 70 por ciento de los lotes en esa zona son de viviendas individuales, entonces no es lógico que la ciudad atente contra toda esa gente que eligió un lugar de vida por sus características de barrio. Entonces, construir edificios en altura en esa zona está atentando contra un patrimonio que tiene la ciudad en su conjunto y de cada uno de los rosarinos que invirtió para que ese lugar sea como es. ¿Por qué vamos a destruir zonas barriales donde la gente ha elegido vivir con determinadas características, llevándole allí construcciones en altura que se pueden colocar en otro lugar? Hay que dejar en claro que nuestro plan no elimina la posibilidad de construir en altura, sino que la está equilibrando porque la ciudad, el Código Urbano, ha exagerado terriblemente su posibilidad de construir en altura, sin tener en cuenta las condiciones barriales ni el patrimonio urbano. Entonces, lo que buscamos es ordenar esas cuestiones, porque sino parecemos una sociedad esquizofrénica: todos los días vemos en los diarios que la gente se queja cuando se demuele un inmueble de valor patrimonial, y ese un pedido muy fuerte. Entonces, la normativa no debe permitir que donde hay un edificio de valor patrimonial, se construya un edificio en altura. Y la preservación no son solo las viejas casonas, sino la entidad barrial, la cultura y la memoria de los barrios y que la gente reclama que se cuide. Otra cuestión a la que apuntamos es la previsibilidad, si alguien se compra una vivienda, que sepa que no corre riesgo de que al lado le construyan un edificio en altura. Además servirá para que las empresas de servicios sepan dónde tienen que reforzar su infraestructura porque esa zona puede tener mayor densidad poblacional.
-El lobby constructor argumenta que cualquier límite normativo que ponga en Estado afectará la inversión en el sector, ¿es realmente así?
-Nosotros hemos hecho un estudio muy exhaustivo, hemos elaborado datos estadísticos que derrumban ese mito. Por ejemplo, con la nueva normativa propuesta, en el futuro se podría sostener el ritmo de construcción actual durante 35 años. Nosotros no estamos eliminando la posibilidad de construir, sino acomodando las capacidades constructivas sobre una demanda más real y no sobre una terriblemente sobredimensionada.
-Y además con una tipología de construcción muy limitada, todos edificios de similares características, con casi nulas variantes.
-Nosotros nos preguntamos hasta cuándo da el mercado para hacer lo que se viene haciendo desde hace 40 años. Estamos muy acostumbrados al tradicional edificio de diez pisos en altura en un lote de 8,66 metros de frente. ¿Qué otras opciones le estamos dando a la gente para vivir? O un edificio de esas características, o en un barrio donde cada vez es más difícil comprar por el costo de las viviendas o los terrenos en función de la especulación de los inversionistas. Otra opción es irse a un barrio cerrado, o a otra localidad. Entonces no estamos dando opciones intermedias, por eso queremos que surjan nuevos prototipos edilicios, viviendas más en contacto con el suelo, o torres de perímetro liberado, donde se incorporen espacios verdes.
-Extrañamente, los que parecen resistir más estas modificaciones son los propios arquitectos, o por lo menos así lo hacen saber a través de su Colegio.
-Dentro del mismo Colegio de Arquitectos hay un fuerte debate al respecto, no hay un a opinión unánime. Lo cierto es que hay una gran resistencia a los cambios, pero nosotros decimos que esos cambios son necesarios y más en una ciudad que reclama proyectos innovadores, algo que Rosario tiene pendiente en el rubro construcción.
-La semana pasada se anunció un proyecto para construir una torre de departamentos de 170 metros de altura y 50 pisos, sobre la costa. ¿De acuerdo al proyecto de nuevo Código Urbano, se podría construir con esas características?
-Momento muy especial para anunciar ese proyecto...Si estuviera vigente el nuevo Código, esa torre no se podría construir porque estamos estableciendo un régimen de altura controlada. Tomando como ejemplo el proyecto de barrio Pichincha, para avenida Del Valle se regularon alturas de hasta 22 pisos. De todos modos, no hay una presentación oficial del proyecto ante la Municipalidad. No sabemos de qué se trata y no nos han pedido una reunión. Además estamos hablando de un inmueble de valor patrimonial de gran porte y no sabemos cómo se va a actuar al respecto. En ninguna oficina hemos recibido información ni tenemos pedido de audiencia alguno.
-¿Se puede desatar una especulación inversionista para construir todo lo que sea posible y en cualquier lugar, hasta que salga el nuevo Código?
-Obviamente que mientras esta norma no salga, estamos sujetos a todo esto. Por eso también decimos que el Municipio tiene que darle una respuesta clara respecto a lo que discute y que si hablamos de crecimiento, no necesariamente esto debe implicar destrucción de lo existente.
-¿En qué modo afecta a los barrios los cambios previstos en el Código?
-En el anillo perimetral se imponen alturas por zonas y por corredores y en el tramo central, por tramos de preservación, de renovación y de completamiento, con alturas máximas de 13 metros en el primer caso y de cinco pisos en el segundo.
-Una vez que se establezcan limitaciones de altura en el Centro y Macrocentro, seguramente la presión especulativa de la construcción irá a los bordes y entonces no será de extrañar que se comiencen a levantar edificios, por ejemplo, en San Luis y Río de Janeiro o en Sarmiento y Gaboto.
-Nosotros ya empezamos a relevar el resto de la ciudad y en particular el segundo anillo por fuera de avenidas Francia y 27 de Febrero, con el fin de modificar la normativa. La revisión del Código es completa, aunque empezamos por las áreas de valor estratégico y donde más se está construyendo.
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