Carlo Goldoni nacido en Venecia en 1707, fue un reformador y renovador de la Commedia dell'Arte, autor entre otras de La viuda astuta (1748); El café; La locandiera 1750), La posadera (1753) y La casa nueva (1760). Pero sin duda una de sus obras más reconocidas a nivel mundial, se estrenó en 1747 con el título de Servidor de dos patrones; hasta que el nombre actual de Arlequino llega con la versión del emblemático director italiano, Giorgio Strehler creador del Piccolo Teatro di Milano.

Esa primera adaptación estrenada en 1947, precedió a otras cinco versiones diferentes realizadas por el propio Strehler, que se valió de los elementos que la caracterizaron en sus orígenes: gran teatralidad, alta destreza física, música y canto.

Arlequín, personaje arquetípico de la Commedia dell'arte, es un criado que no tiene recursos suficientes para sobrevivir, por lo que se emplea simultánea y secretamente como servidor de dos amos diferentes. Al principio, todo parece ir bien, hasta que las demandas de sus dos patrones comienzan a superponerse, y esto genera las típicas complicaciones de lo que hoy se conoce como "comedia de enredos".

Precisamente la versión que dirige Jorge Simone toma como referencia algunos de los ingredientes de una de las versiones más impactantes que se hicieron en la historia del teatro y que es justamente la que dirigió el italiano Strehler en el año 1972.

La más reciente versión argentina de esta obra de Goldoni fue una producción del "Complejo Teatral Buenos Aires", estrenada el año pasado bajo la dirección de Alicia Zanca y que en estos momentos se repone en la temporada marplatense.

En Rosario el público no olvida aquella versión impactante de La Banda de la Risa dirigida por Claudio Gallardou en el ya olvidado anfiteatro del Centro Cultural Parque de España, un auténtico homenaje a los cómicos argentinos. Más allá de la diversión y las situaciones disparatadas de las cuales la televisión se sirvió en infinidad de programas supuestamente cómicos; en la obra de Goldoni se respira un aire crítico con pinceladas sarcásticas que apuntan a ridiculizar a los poderosos de turno.