La apostasía, o renuncia a la fe cristiana recibida por el bautismo, es sólo una de las formas de impedir que la Iglesia Católica engrose su influencia -por la vía del número de fieles que acredite﷓ a costa de los ateos. La iniciativa no es local. En Europa se está extendiendo, aunque la Iglesia Católica se resiste a cumplir con la voluntad de los renunciantes. Lo primero hay que dirigirse a la propia Iglesia y, si el procedimiento no se cumple, utilizar el mecanismo de habeas data, legislado en el artículo 43 de la Constitución Nacional. "Quien quiera ser suprimido de la lista de bautizados puede pedir que lo borren, o que rectifiquen las actas, para no engrosar el número. Si la Iglesia no procede, se puede recurrir al mecanismo de habeas data", explicó Ana María de Benito, integrante de la delegación local de Argatea y abogada. Y recordó que "la Iglesia obtiene subsidios por su número de fieles, por eso es importante que las personas ateas no se dejen utilizar con esos fines".

No todos están de acuerdo con la apostasía. "Yo quiero que me excomulguen", afirmó Emiliano Casal, otro de los ateos que se reúne periódicamente en Rosario.