SOCIEDAD › VíCTOR REVIGLIO, ERA EL GOBERNADOR Y DA SU VERSIóN DE LOS HECHOS
› Por Evelyn Arach
Todavía resuenan las palabras de Víctor Reviglio, durante la noche del 29 de mayo de 1989 en un discurso que se transmitió en cadena: "Esperábamos que esto sucediera... hay crisis, hay marginados... apropiarse de lo ajeno no es lo correcto pero es entendible". La definición sorprendió a todos. Veinte años después de los saqueos el entonces gobernador de Santa Fe Víctor Reviglio reflexionó sobre lo ocurrido. Afirmó que "en Rosario no hubo muertos, a diferencia de Córdoba y Buenos Aires". Y negó la responsabilidad histórica que el propio Raúl Alfonsín en sus memorias endilga al justicialismo como instigador de la revuelta: "Es una total mentira. El presidente estuvo mal asesorado. Lo que sí está claro es que yo di la orden de no reprimir a mujeres y niños hambrientos, pese a que el establishment vino a apretarme para que lo haga", sostuvo. Desde su casa en Santa Fe Reviglio aceptó hablar en exclusivo con Rosario/12.
-En Rosario hubo siete muertos y una virulencia que no se vivió en otros lugares del país, ¿qué lectura hace de los saqueos?
-En Rosario no hubo muertos, sólo dos personas fallecieron durante los saqueos, una por un accidente y otra por un infarto. En Córdoba y Buenos Aires fue mucho más grave. Eso es lo que explicó el ministro de gobierno Alberto Didier cuando fue interpelado por la cámara de diputados de la provincia. Porque mi orden fue de no reprimir, de ninguna manera. Y es que los saqueos comenzaron con la gente más pobre y excluida que como consecuencia de la hiperinflación no podía comprar alimentos. Mujeres y niños hambrientos que se llevaban, harina, azucar, yerba... El segundo y tercer día la clase media se instaló en los supermercados y se llevaban las balanzas, las cajas registradoras y hasta televisores. Por último entraron en acción los delincuentes comunes.
-¿Cuándo entraron en acción estos sectores cambió la orden?
-Reprimir a sangre y fuego nunca. Actuamos a través de la contención porque yo había dicho desde un principio que no propiciaríamos un baño de sangre.
-El Gobierno nacional lo tomó como una complicidad, en la UCR aún sostienen que hubo agitadores sociales del justicialismo...
-Sí, pero es una total mentira. Alfonsín estaba mal asesorado, creía que había sido incentivado por nosotros y yo le aseguro que no. Es más, los militantes de nuestro cuadro político que trabajaban en los barrios trataban de apaciguar las cosas porque sabíamos que esto iba a pasar...
-¿Cómo sabían que iba a pasar?
-Conocíamos el estado de necesidad de la gente. No alcanzábamos a abastecer a la población con los planes sociales y la situación económica del propio estado provincial era muy grave. Pero yo quiero destacar dos cosas durante los saqueos. Por un lado la actitud de los medios de comunicación que en vez de ayudar terminaron relatando lo que ocurría como si se tratara de un partido de fútbol.
-Bueno, contar lo que pasaba era su trabajo...
-Sí, pero lo hicieron con irresponsabilidad, decían que la gente de un determinado barrio estaba yendo hacia otro barrio para saquear las casas de la gente. Imagínese, una parte de la población comenzó a armarse, yo mandé al Ministro de Gobierno al lugar y resulta que era una mentira. Tuve que llamar a los medios para pedirle un poco de cordura. El establishment estaba asustado. Me vinieron a apretar para que reprimiera con violencia y yo le dije que íbamos a defender la vida de la gente.
-Cuando dice el establishment puntualmente ¿a quienes se refiere?
-A empresarios importantes de la ciudad y a algunos dueños de medios de comunicación. Usted me entiende.
-Volviendo al accionar de la policía, dirigentes políticos, y los propios comerciantes le siguen reprochando que no hizo nada... ¿qué les responde?
-Es que esto no se arreglaba a los tiros. No fue algo preparado. Si la gente dice que la policía no reprimió agresivamente le digo que es verdad y que fue una orden mía. Y se lo dije al presidente de la Nación. Recuerdo que la primera noche el Jefe del Segundo Cuerpo del Ejército, el General Cáceres vino a la sede de Gobierno y me dijo: "Gobernador disculpe que le haga esta acotación pero de ninguna manera pida que intervengan las Fuerzas Armadas porque yo voy a defender a mis soldados y la represión va a ser total y violenta". Creo que actué con mucha responsabilidad.
-¿Habló con Alfonsín por esos días?
-Sí, le pedí a Alfonsín que instalara el estado de sitio y nos mandara a la Prefectura, la Gendarmería y la Policía Federal que fue lo que después hizo. Lo que ocurrió en Rosario fue una gran pueblada
-Usted era el Gobernador ¿no se siente responsable por lo que ocurrió?
-Todo hombre de la política que ocupa un cargo público es responsable. Pero una cosa es ser responsable y otra ser culpable. Yo no fui culpable. Lo fue el Gobierno nacional que propició la debacle económica, y trajo aparejado el adelanto de las elecciones. Nadie puede echarnos la culpa a nosotros.
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