Una muestra de la imprevisión, de la inseguridad, también del desprecio por la vida. La última de las muertes en el ámbito del trabajo rural fue en Las Rosas. Se trataba de un hombre que hacía el servicio técnico en una máquina pulverizadora y terminó electrocutado. "Ocurren varios accidentes de estas características, no puede ser que alguien que vaya a arreglar una máquina no reciba capacitación al respecto. No puede ser que nosotros tengamos máquinas en agricultura de precisión, y en concurrencia a los congresos de APPRESIID, que pueden determinar cuanto nitrógeno hay, cuanta es la velocidad de avance, qué dice el GPS, y que no tengan un detector de líneas aéreas, para que una chicharra avise que se está acercando a esa línea de tensión", explicó Vaca..

El operario murió haciendo el servicio técnico dentro de un campo. Cuanto se extendió, tocó el cable de 7.000 W. y quedó electrificado. El tractorista que estaba arriba se salvó, pero este operario, como estaba al lado de la máquina accionando la palanca, murió, se produjo una descarga a través de él y de la goma de la propia pulverizadora.

"Si se está en condiciones de tanta precisión en la agricultura, debemos estar también en condiciones de avisar `no te acerques a tal lado, hay una línea eléctrica y una chicharra que avisa, si no podés quedar pegado'. Esto es cambiar la mirada, hay que mirar desde el trabajo. Hay desidia, despreocupación pero también mucha ignorancia. Se puede agregar sólo un chip que haga una detección de distancia a línea y se acabarían, o por lo menos se reduciría fuertemente, la posibilidad de morir por descarga eléctrica".