SOCIEDAD › AUMENTó EL NúMERO DE NENAS QUE CONCURREN A INSTITUCIONES
› Por Alicia Simeoni
Evangelina Sánchez concurrió durante su vida en situación de calle a la Asociación Chicos de la que es coordinadora junto al Programa La Casa la psicóloga Marcela Lapenna. Ella es quien dice a Rosario/12 que durante el 2009 aumentó de manera importante la cantidad de niñas y chicas adolescentes que concurren al centro de día ubicado en Mendoza al 1.100.
Evangelina Sánchez comenzó a ir a CHICOS con uno de sus hermanos y luego lo hizo sola. "Ella tuvo a este centro como un lugar de afecto". Pero de la época en que ella llegaba, donde las niñas eran sólo un 10 por ciento de la población que atendía la institución, el dato más fuerte en el presente "es el aumento de niñas y adolescentes mujeres que llegaron durante el 2009".
La psicóloga Marcela Lapenna explica que la mayoría de esas chicas llegan derivadas por sus propios pares cuando están en la calle, o bien lo hacen las instituciones que las alojan y que no tienen una oferta de contención y actividades que puedan interesarles.
Cuando la coordinadora de CHICOS comienza a hablar de la complejidad que encierra el mundo de las niñas en situación de calle comenta que "corriéndose del lugar tradicional del prejuicio, es real que las chicas que atraviesan esa experiencia siempre están expuestas, por un lado a abusos de poder en general, y por otro, a abusos sexuales en particular. En la calle tienen la opción de prostituirse o de dejarte "salvar" por un hombre. Cuando las chicas no optan por algunas de estas instancias, el sobrevivir es un trabajo de tiempo completo".
Años atrás, según cuenta Lapenna, las niñas en la calle "rápidamente adoptaban características masculinas y estaban más mimetizadas con sus pares varones. Hasta era común que tardaran bastante en desarrollar caracteres sexuales secundarios, para el caso las glándulas mamarias. En cambio ahora "continúa , hay grupos de chicas mucho más visibles y lo más grave es que su presencia en plazas y calles céntricas no concentra la "escandalización" ni el alerta de nadie. No se hace nada cuando lo lógico sería que se saliera a tratar de restituir sus derechos infantiles vulnerados. Pero se convirtieron en parte del paisaje. Otro dato que me parece complicado es que la calle "abriga todo cuando no hay resortes estatales ni institucionales que lo hagan. La calle es como una certeza, siempre está cuando se la necesita, cuando no hay adónde más ir".
Marcela Lapenna se interroga acerca de por qué no hay intervenciones estatales, institucionales y de los distintos sectores sociales que puedan decir "con los niños no", ya que existen amenazas concretas y una de ellas es la que ejercen los "señores" desde los autos. Hay que poder ver que la amenaza por el lado de la violencia no viene desde las condiciones de vida que desarrollaron hasta el momento de llegar allí, sino desde el lugar que ocupan en un sitio de violencia sexual". Desde CHICOS uno de los trabajos más duros que se enfrentan cuando algunas de las personas llega a la sede de calle Mendoza es "ofrecernos como adultos referentes y responsables y volver a generar la confianza, porque la mayoría de las chicas, en la necesidad de buscar afecto, terminan en relaciones sexuales que se vuelven en su contra y las llevan hacia embarazos no deseados".
Respecto del comportamiento de muchas de las instituciones que intervienen en la problemática de las niñas y adolescentes en situación de calle la psicóloga Lapenna sostiene que "a menudo tienen expresiones y gestos de descuido cuando no de crueldad". Y así toma una cita de Alejandro Kusianovich, especialista en temas de niñez, cuando dice que "ser pobre y niño hoy, en América latina constituye una doble desgracia y ser pobre y ser niña es triple desventura".
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