La problemática de niñas y adolescentes en situación en la calle no tiene origen en la falta de vivienda, pero casi siempre está atravesada por la violencia, por el abuso. Ellas tienen algún familiar y una casa de origen en la que la convivencia pudo ser tan conflictiva que generó expulsión. Una vez en la calle están expuestas a conocer otras formas de violencia y en el caso de las chicas, los peligros aparecen con más fuerza, sólo por lo que convocan en el otro, en el mundo que las rodea. Esta situación aparece más clara en el discurso de una organización que actúa con el recurso de la voluntad y las formas de beneficencia y solidaridad, que en el Estado mismo que podría plantearse también una mirada de género para el abordaje de la niñez en riesgo.

Esa mirada que aparece incompleta en la aplicación de políticas, más allá de individualidades que puedan verbalizarla, puede ser una de la razones para qué no exista un lugar de permanencia transitoria para niñas y adolescentes, como sí lo hay para los varones. La intervención del Estado es indispensable y sin necesidad de interrumpir abruptamente la situación de calle, es imprescindible no naturalizar el trayecto de estas vidas por los lugares conocidos, tal "el caminito de la muerte". Aunque lleva años la Ley de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, las políticas públicas no pudieron abordar todavía, con algún grado de eficacia, la situación de calle que en sí misma representa una superposición de derechos vulnerados.

La prolongación de la vida en la calle deviene en las más diversas formas de violencia, en el consumo de sustancias, en prácticas sexuales no consentidas y en el sometimiento a quienes les ofrecen algún tipo de protección. Las experiencias de centros de salud y centros de día indican, además, que las niñas﷓adolescentes que son madres en la calle rara vez pueden quedarse con sus niños y mantener con ellos una convivencia.

"La noche muestra la peor cara de la muerte. Cuando cerró el cine, cuando cerró el shopping vas a un banco de plaza, adonde puedas", había dicho la joven voluntaria de RS, Marcela. La noche en ese afuera es amenazante y la existencia de un espacio donde al menos protegerse de algunos peligros, es una necesidad y una deuda pendiente, como otros abordajes con mirada de género que no pueden esperar.