Vino del exterior a dar una conferencia
y como tenía que atenderlo y le repelía
decidió guardar cama

el otro empezó a dar su charla en su dormitorio
con público en el patio
decía estupideces que no le interesaban
y la nariz se le iba deformando como payaso

cuando terminó
él no podía disimular la falsedad de su aplauso
mientras el otro lo miraba fijo y serio

le expresó que no se sentía bien
llamó a los dos del patio para aliviarse
y empezaron a entrar:
eran todos extranjeros que le hablaban
de alguien conocido que olvidó

ellos estaban preocupados por eso
expresando con rostro concentrado
la afirmación de que aquél
tenía que estar presente en él (...).