SANTA FE
Un curioso episodio que tuvo lugar en la cárcel de Las Flores disparó suspicacias entre los guardiacárceles y los propios internos: apareció en uno de los pabellones un croquis del penal con la ubicación de los guardias y las calles externas. Días después corrió un fuerte rumor de que había armas de fuego en manos de los internos por lo que se acentuaron las medidas de seguridad ante el temor de un intento de fuga.
El alerta se encendió cuando, hace dos semanas, los guardias encontraron un bosquejo de plano del penal que señalaba la disposición de los pabellones, las distancias entre ellos, la ubicación de los puestos de vigilancia con cruces y las calles aledañas. Todo empeoró cuando, a partir de una "batida" un dato aportado por un interno, comenzó a correr fuertemente el rumor de que había armas de fuego en manos de los presos. Tanto, que incluso los suboficiales fueron advertidos por sus jefes de que el domingo pasado podía explotar una revuelta para intentar la fuga.
Finalmente ese día no ocurrió lo temido, aunque las sospechas no se disiparon. En los últimos días se realizaron requisas sorpresivas y selectivas, con el objetivo de localizar "fierros" y abortar así cualquier intentona violenta.
La alarma por estos indicios crece si se tiene en cuenta la época del año, donde el calor caldea aún más los ánimos, y el encierro y el hacinamiento se sienten más. Para peor, aún sobrevuela entre el personal de la cárcel de Las Flores el asesinato del guardia Marcos Sánchez, quien el 16 de agosto de 1999 fue ultimado en el penal con una 9 mm.
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