Correa fue visto de la Quinta de Funes, en las cercanías de Rosario, según relató en la causa judicial la esposa de uno de los desaparecidos en ese centro clandestino de detención, en 1977, Fernando Dussex. La familia de Dussex solía consultar a Correa, a quien la unía un parentesco, por el destino de Fernando. "¿Qué pudo haberle pasado? ¿Lo habrán matado o puede aparecer preso?", eran los interrogantes. "Yo no lo sé, pero si lo supiera tampoco se los diría porque esto me traería problemas a mi, si ustedes ante la desesperación hablan. Pero todo depende de la actitud que él (Fernando) tome. Por ejemplo, nosotros tenemos acá un muchacho que colabora, trabajando en la Cervercería Santa Fe y que se salvó", les contestó Correa. El 7 de febrero de 1978, Dussex se encuentra con su esposa, Cecilia Nazábal, en el sanatorio de Niños de Rosario, donde le confirma que él estaba detenido en la Quinta de Funes. Ella le preguntó entonces por lo que Correa le había dicho a su familia. "Que el Teté (como lo llamaban en la familia) no se haga el boludo porque sabe de mi porque me ve", le contestó Dussex. "En ese momento me quedó que Fernando se refería a que Correa lo había visto en el centro clandestino de detención", agregó Cecilia.