Ayer fue el Día del Trabajador, lector, y lo festejamos trabajando. Sí, para usted, trabajando, sí, trabajando duramente, trabajando, sí... Pero también lo festejamos descansado, sí, descansando duramente, descansando, si... ¿Y sabe qué, lector? Nosotros, cuando trabajamos, leemos, y cuando descansamos, también leemos. La diferencia es que cuando trabajamos, leemos lo que tenemos que leer, y cuando descansamos, leemos lo que queremos leer, que muchas veces es lo mismo, pero ¡no me va a comparar! Una cosa es leer el último de Coelho porque es obligatorio, y otra, porque uno tiene ganas... (en algunos casos, preferimos que sea obligatorio). Usted es nuestro lector, lector. Nosotros trabajamos para usted, y usted nos paga con una sonrisa... una risa, una carcajada... Hablando de eso, bueno, le queríamos pedir un aumento, usted vio que todo está caro, y con una sola risa no nos alcanza para toda la semana. ¿Consideraría usted darnos una y media, o tal vez dos? ¡Déle, sea bueno, mire que hace más de 21 años trabajamos para usted, y si ponemos a tallar la antigüedad, nos tocarían como 3,8 risas por semana.

Y estos tiempos, lector, estos tiempos de mosquitos con dengue, candidaturas extrañas, y chanchos engripados, son los tiempos que estamos recorriendo juntos. Y usted sabe que a esta altura del año, además del otoño, la Copa Libertadores y la gripe, se viene la feria. Yes, la Feria del Libro... y que usted, ustedes, nosotros y yo, vamos a ir.

Ahí nos vemos, aquí nos reímos, y el sábado que viene, ¡la seguimos!

Hasta la semana que viene, lector.