› Por Rudy
En 1969, el hombre llega a la Luna, pero ¿qué más pasaba, qué más pasaba? Pasaba todo esto, y muuucho más.
Por un error de cálculo, Nixon va a parar a la Casa Blanca en lugar de ir a la Luna, como había prometido Kennedy en el ‘61. De todas maneras, actúa en la Casa Blanca como si estuviera en la Luna.
El hombre llega a la Luna, ganándole a la mujer en la carrera espacial. N. Armstrong coloca la bandera de los EE.UU., pero no encuentra aborígenes a quienes cambiarle espejitos de colores por oro y piedras preciosas, como acostumbran a hacer los que llegan a un nuevo continente. Tampoco encuentra en la Luna el culo del mundo ni el de la misma Luna.
La URSS considera el hecho como un gran triunfo, de los EE.UU. Por las dudas, el Partido prohibió mirar la Luna. Esto llevó a una situación complicada, porque de noche si uno miraba para arriba podía encontrarse con la Luna sin previo aviso, así que para evitar cuestiones se prohibió mirar para arriba de noche... luego se extendió la prohibición a las 24 horas...”. Las consignas: “el proletariado seleninista echará al imperialismo yanqui”, “alerta, alerta, alerta que caminan, los yanquis por la Luna y por América latina” y “Al que asome la escafandra, duro con él, Fidel, Fidel, duro con él” se gritan en todas las manifestaciones.
N. Armstrong camina por la Luna, a pesar de las recomendaciones de no hacerlo por tratarse de una zona peligrosa y llena de ladrones que había hecho el FBI. Luego es felicitado por Nixon a través de su ventrílocuo. Se complica aún más Irlanda del Norte: los católicos protestan y los protestantes catolizan.
El Papa elimina a más de 200 santos del santoral: “Es que no puede ser que haya santos que durante siglos no se manden ni un simple milagrito y quieran seguir ocupando días que bien pueden ser cubiertos por otros santos”. Un grupo de eclesiásticos se queja de lo que considera una verdadera discriminación hacia los santos eliminados: “toda una eternidad al servicio de la religión y ahora, que no pueden rendir más, los dejan de lado”. La Iglesia promete intentar acomodarlos en otras fechas, en otras religiones, o como líderes carismáticos de algún movimiento político. “¡Al sexo, droga y rock and roll, muchachos!”, es la consigna que gritan los vendedores ambulantes de Woodstock, donde los jóvenes cantan ¡Oh, oh-oh-oh!”, tal vez en homenaje a Ho Chi Minh, que acaba de morir en Vietnam, pero lo dicen al revés, primero la “o” y después la “H. El festival, que es legendario casi fue prohibido por no disponer de “espacio para no fumadores”.
Plaza Sésamo llega a la tevé para enseñarles a los niños pobres que no tiene tevé.
Nixon reemplaza soldados por bombas en Vietnam: “Las bombas no desertan, no se pasan al enemigo, no protestan contra la guerra y no caen prisioneras”, es la explicación que da Kissinger, su ventrílocuo. EE.UU. y la URSS, las dos prepotencias mundiales, comienzan a negociar para lograr el desarme... del resto del mundo. Se habló seriamente de limitar los ensayos atómicos de Francia, el uso indebido del arroz por parte de China, que si bien no provocaba grandes explosiones, podía causar terrible estreñimiento, o ser arrojado al piso y provocar resbalones diversos con consecuencias imprevisibles. También se propuso limitar las experiencias hindúes; “el ayuno voluntario es un arma peligrosa, ya que genera tensiones y conflictos: ‘una cosa es que la gente no coma porque nosotros no le damos comida, y otra muy distinta y peligrosa es que no coman porque ellos no quieran”. “Si no se limitan los ensayos nucleares, se corre el riesgo de destruir accidentalmente el culo del mundo”, decían las potencias. China estaba tan distanciada de la URSS que ya parecía quedar en Uruguay.
En Argentina el peso pierde dos ceros y se transforma en “peso ley” aunque debería llamarse “peso decreto”, ya que es un gobierno de facto quien lo determina: Lo que antes valía dos pesos ahora vale dos centavos, por ejemplo, antes nadie daba dos pesos por el gobierno de Onganía, ahora nadie da dos centavos.
La Selección se clasifica para no jugar en el Mundial de México de 1970. Las provincias argentinas cambian de denominación, a su nombre le agregan al final la terminación “azo”: Cordobazo, Rosariazo, Etceterazo. El país está ya al borde del estallido, del otro lado. Onganía anuncia el “tiempo social”: inestable, desmejorado, con paulatino, pero sostenido aumento de la temperatura, 70% de posibilidades de tormenta sindical y popular, con centro en Córdoba.
Hasta la semana que viene, lector.
* Parte de este texto está incluido en el libro Historias del siglo XX, Rudy, Grijalbo, 1999.
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