¿Vio lector? ¡No nos podemos ir de vacaciones tranquilos, que el mundo se vuelve loco, o al menos catastrófico! Sismos, tsunamis, inundaciones, crisis de toda calaña, y por si esto fuera poco, por el mismo precio, completamos la oferta con el regreso de Carlos Saúl Primero y Segundo (y quiso ser Tercero, pero no pudo), como referente, árbitro, protagonista, artista exclusivo de la oposición, en la política nacional.

Y por favor, que nadie vea en esto una ridícula explicación. No queremos decir, claro que no, que una cosa es por la otra. Jamás usaríamos esos argumentos pueriles. Digamos, entonces, que se debe a una casualidad. ¿Casualidad permanente, dice usted? Bueno, si usted lo dice, nosotros lo escuchamos, por algo es usted nuestro lector, y nosotros somos su suplemento de humor de cada sábado a la mañana.

Decimos entonces que el mundo está en un momento complicado. ¡Uy, siempre lo mismo!, nos puede decir usted, porque como lector avezado y avispado que es (lo de avispado no lo asocie con avispas, es otra casualidad permanente), que están pasando cosas terribles, de las que obviamente no nos vamos a reír, porque no es nuestro estilo. Nos reímos de lo que anda mal, pero no de las tragedias de nadie.

También en este momento tan controvertido se da un extraño fenómeno, que no me atrevo a llamar “catástrofe” pero es raro: de pronto, como en un alud, senadores que hace un tiempo respondían ordenadamente a diferentes partidos, bloques e ideologías, se han empotrado unos con otros, formando una extraña masa polifacética, pero única a la vez, y se han dado en llamar “la oposición”. Radicales, socialistas, macristas, peronistas y etceteristas, han devenido ideológicamente paralelos: ¿se llamarán a sí mismos compañeros, camaradas, correligionarios, señores accionistas, compinches, compadres, hermanos, ¿tal vez contactos, como se les dice ahora a los e-amigos? No lo sabemos, pero es que nosotros nunca sabemos nada.

Bueno, sí, algo sabemos, sabemos hacer chistes. Por eso, este suplemento.

Hasta la semana que viene, lector.