Sáb 20.03.2010
satira

Hoy Sátira hoy

› Por  Rudy

Lector, lector, ¡por favor, siga siendo nuestro lector! Nos encanta que nos lea, que tome nuestras páginas escritas con dedicación y cariño por todos los que hacemos SátiraI12 desde hace más de 22 años, y posteriormente editadas con rigor profesional, impresas en exquisito papel, a todo color, y distribuidas especialmente para su deleite.

En serio, lector, en serio, queremos que usted nos siga leyendo a nosotros, y también a otros. Que lea diarios, que lea éste, nuestro diario, Página/12, o “El Página”, o “Página” como se lo conoce popularmente. Que lea libros, que lea revistas, que lea novelas, ensayos, prospectos si lo prefiere, carteles, afiches, pero lea, lea...

Y digo esto, lector, porque estoy preocupado. No, muy preocupado. No, preocupadísimo. ¿Sabe por qué? Porque veo, miro, observo, percibo, vislumbro, e incluso, si se me permite el error lingüístico, “visualizo” que la gente, esa multitud de la que usted y yo formamos parte, nos guste o no, está dejando los libros, que no muerden, y aferrándose a la tele, que tampoco muerde pero ocupa más lugar.

Bueno, en realidad ocupa cada vez menos lugar en lo profundo, pero cada vez más en lo superficial. No, por favor, no me tome metafóricamente hablando, no crea que estoy planteando una cuestión ideológica sobre el contenido de los programas, ya que –me permito decirlo– hay en estos momentos excelentes programas, investigaciones, documentos, que de verdad valen la pena ver. Estoy más bien siendo literal. Las teles cada vez son más chatas, pero más grandes. Mucho, pero mucho mucho mucho más grandes. Inmensas. Inconmensurables. Son plasmas, y están metiéndose en nuestras casas, y ahora, que se viene el Mundial (porque el Mundial se viene mucho antes de venirse, en el imaginario popular), la gente corre, las multitudes se agolpan, el pueblo reclama: “Queremos saber de qué se trata el partido”, y la posibilidad de llevarse a su casa un plasma en cómodas, accesibles cuotas, hace diferencia. Porque el diario, uno lo paga al contado. Cierto que es más barato un diario que un televisor, pero... uno lo paga al contado. Y para muuucha gente, el poder pagar “en cuotas” es lo que hace su identidad: vive en cuotas, paga en cuotas, vota en cuotas (remember el ’95, cuando Carlitos Senador nos dio un crédito, y remember el 2001, cuando Minguito Corralito nos dijo que se vencieron todas las cuotas juntas).

Lector, lo esperamos el sábado que viene, con nuestra cuota de humor al contado.

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