¡Cómo cambió todo, ¿eh lector?! Quién diría, hace una semana que íbamos a tener presidenta reelecta en la primera vuelta, con más del 50 por ciento de los votos. Usted me puede decir que desde el 14 de agosto, y las PASO, se veía venir, pero, ¡el pueblo argentino rechazó el wi-fi gratis y las casas de 90 pesos! Eso, en cualquier país del mundo, le daba el triunfo a cualquier candidato.

¡También rechazó el Apocalipsis! Mire que hay que ser maduro para rechazar el Apocalipsis, nosotros, que siempre fuimos tan admiradores de Europa, ahora ellos tienen una crisis, y nosotros la podíamos haber superado con un Apocalipsis, y ¡Dijimos no! Después estaba el que recorría las calles rodeado de gente que decía “Yo lo voto, yo lo voto, yo lo voto!” ¡¿qué pasó? No lo votó nadie! Ni siquiera clasificó para la Libertadores, casi digamos que quedó “en la zona de Promoción” ¡Se ve que “los que quieren a Videla” por suerte son muy poquitos!

Otro decía, “si querés cambiar, votame a mí”, quizás hay mucha gente que piensa que el cambio pasa por otro lado. ¿Y Altamira? ¡Sigue con sus milagros, cada vez más milagroso, un poco más y capaz que se nos hace religioso!

Lo de Ricardito nos impresiona, ya que por un lado se disfrazó de su papá, y se ve que, para compensar, se unió a gente con la que su papá jamás de los jamases se hubiera aliado. “Era como una manera de reafirmar la personalidad”, diría un psicoanalista. “Podría haber buscado otra manera” diría otro psicoanalista, más avezado.

El oficialismo superó sus propios records. Por ejemplo, logró ganar sin el aporte fundamental de Cobos (a quien, seguramente, los humoristas vamos a extrañar). Se vienen cuatro años más de un proyecto al que acompañaremos, como podamos, o sea haciendo chistes.

Un párrafo aparte, porque no quisiera dejar de recordar que se cumplió un año del fallecimiento de Néstor Kirchner. Raro hablar de un fallecimiento en una columna de humor. Sin embargo, creo que es pertinente, no hablar de su muerte, sino de su vida. Recordarlo, entre otras cosas, como un hombre que amplió el debate, que se opuso a que se siga confundiendo “neoliberalismo” con “sentido común”. Gracias.

Nos vemos la semana que viene en el país que viene, lector.