Febrero –todos lo sabemos– es el mes ideal para leer. Esté usted donde esté, suponemos un libro al alcance de su mano, o en su mesita de luz, o caminando con usted, bajo su axila derecha, como se estilaba en los ’70, tiempos aquellos en los que aquel que osaba caminar por la calle Corrientes sin llevar al menos un libro al alcance de su sudor era considerado cuando menos un retardatario del progreso.

“El look ideal era un libro bajo la axila derecha, otro en la mano izquierda, y un tercero abierto en la mano derecha, que usted iría leyendo mientras caminaba por la calle, y saludaba alzando los dedos en V, o el puño en alto izquierdo, para lo que debía acomodar sus libros, no fuera cosa que se le cayeran al suelo y eso retrasara irremediablemente la revolución.

Pero ahora los libros son otra cosa, no son “armas cargadas de futuro”. A veces son objetos, otras veces manuales, otras veces “pasatiempos” y más de una vez (aunque eso era más en aquellas épocas) “excusas para un buen levante”. “¿Qué estás leyendo?” era una buena pregunta para el tímido que no sabía cómo acercarse a la dama o al caballero de sus sueños, o de sus deseos.

Cierto es que ahora hay e-books, y tienen todos la misma tapa. Es la tapa del aparatito (¿tablet?) que nos permite leer uno y otro más, llevando bajo nuestra axila siempre lo mismo. Muchos libros de ahora no tienen “ese sudor proletario, o pequeñoburgués en proceso” de los ’70.

Pero capaz que se venden más

No nos pongamos en nostalgiosos, lector, que todo tiempo pasado fue... pasado. Lo que hubo, hubo, y lo que hay, hay. Y lo que habrá, nadie lo sabe. Aquella típica frase al salir del cine “me gustó más el libro” con gestito sobrador.

Y esa frase, que usted dijo antes que los demás (que también la iban a decir), puede dar paso a “me gustó más el e-book” o “me gustó más el videoclip”, o peor todavía “me gustó más el merchandising”.

Estamos en verano, y usted puede estar en la playa, en la sierra, en el monte. En el free-shop, en su casa, en su quinta, en su oficina, tomando un cafecito, una cerveza, una gaseosa light. Puede estar manejando un colectivo, o una sesión de análisis. Bañándose. Pero quizás usted está leyendo. Mientras hace o no cualquiera de las cosas antes señaladas.

Si ése fuera el caso, o si no lo fuera, igualmente los que hacemos Sátira/12 nos propusimos, esta semana, deleitarlo con un suplemento sobre las lecturas de vacaciones.

Disfrútelo. Y si quiere recordar viejos tiempos, póngalo bajo su axila y salga a recorrer Corrientes (la calle). Total, disfrazados va a haber varios.

Hasta la semana que viene.