› Por Rudy
¿Cómo está, lector, cómo le va? ¿Disfrutando las vacaciones de invierno, tal vez? ¿Está con todos los chicos en casa, más algún amiguito, primito, sobrinito, ahijadito, vecinito u ocasionalito que justo ande por ahí? ¿No sabe qué hacer con tanto “ser de corta edad pero importantes perspectivas cinéticas en ejercicio constante que no remite a su indicación de detenerse y hacerle caso”?
Bueno, lector, en tal caso lo que le podemos decir es que lo suyo será complicado, pero no es original. Mire usted a su alrededor, de más allá de la nube de niños, verá a otros adultos atribulados inventando mecanismos aleatorios de distracción infantil, siempre insuficientes pero, al menos, paliativos.
Y de últimas, el amor todo lo puede. Dígales eso a los niños y tómese un descanso...
Pero quizás usted esté en otra cosa. Por ejemplo: ¿Está usted terminando de digerir el Mundial? ¡Qué cerquita estuvimos de traernos la copa, ¿no?! Y el próximo, ya lo sabrá usted, es en Rusia, allá a lo lejos. Y ya puedo imaginar a nuestros gloriosos hinchas, con esos gorritos que usan allá (katiushkos se llaman, si no me equivoco), tapados hasta la nariz a pesar de que en junio allá es verano (habría que avisarles), cantando cosas tipo
- “No cantes, hermano, no cantes/ que Moscú esta cubierto de nieveee/los lobos aúllan de hambre.../ Y Messi, la copa nos va a traer” –con la tonada de “Nieve”, aquel tango que inmortalizara Magaldi hace tanto tiempo–, o
- “Ya llegó, el tiempo de la Copa/ ya llegó, el tiempo del Mundial/Con Pipita, Lionel y Mascherano/ la copá, la vamo a traer acá/ –como si fuera el Kasatchok– o
- “Arriba, los Messi del mundo/De pie, Romero, Rojo y Kun/ la copa, no es de los burgueses/ y se viene para el sur...”, con la tonada de La Internacional, o
- “Rusia, decime qué se siente/ tener, en casa a tu deudor” (en caso de que les pidamos muchos créditos, que de acá a cuatro años, quien sabe).
Es posible que para ese Mundial las cosas sean diferentes, que el mundo sea otro, que haya un Mundial de países deudores y otro de acreedores, que los jugadores deban ponerse la camiseta de sus sponsors, que en lugar de usar un botín de un color y el otro de otro, les hagan usar dos botines derechos (con clara intención ideológica), o dos izquierdos (como símbolo de las utopías), o el derecho en el pie izquierdo y viceversa.
Porque uno puede hablar de fútbol, pero, de Marx para acá, sabemos que hablemos de lo que hablemos, estamos hablando de economía.
Y uno puede hablar de economía, pero de Freud para acá, sabemos que, hablemos de lo que hablemos, estamos hablando de sexo.
Y uno puede hablar de fútbol, de sexo o de economía, pero de Einstein para acá, sabemos que, aunque creamos que estamos hablando de un tema u otro, eso es relativo.
“Nada se pierde, todo se transforma”, decía Don Alberto y eso también es relativo, porque nosotros en la final nos perdimos varios goles, y no sé en qué se transformaron.
Tampoco me consta que la ONU, tal vez porque están muy ocupados con otros temas, haya decidido tratar como corresponde el severísimo incidente internacional producido en territorio brasileño, en el que un peligroso proyectil con aspecto de arquero alemán fue arrojado sobre la humanidad del Pipita Higuaín. Es una situación en la que uno puede preguntarse si fue o no fue penal, pero a nivel geopolítico no puede quedar impune. Porque se trató de una clarísima agresión imperialista sobre un jugador emergente.
El mundo, estimado lector, jamás tomará (y lo bien que hace) estas palabras en serio. El problema es que se toma otras (y lo mal que hace) igualmente delirantes, como si fueran veraces. Y no le hacen caso a Marx, ni a Freud, ni a Einstein.
Los que paradójicamente sí les hacen caso a Marx, y creen firmemente en sus posturas, son los fondos buitre. Ellos, cualquier cosa que digan, pero cualquier cosa, en verdad están diciendo “Pagame” o “mejor no me pagues así los del seguro me pagan más”. Pueden jugar un partido de fútbol, tener relaciones sexuales o cantar una ópera en esperanto, pero todo eso solamente quiere decir “pagame”.
Y más marxistas que Marx, son verdaderos militantes de la plusvalía. “¡Queremos un dólar por cada 5 centavos que pusimos!”, reclaman, los muy proletarios. Cierto que en vez de “La Internacional” cantan “La Multinacional”, pero, bueno, son las contradicciones del sistema.
Pero hablemos de nosotros, lector.
Frente a la agresión imperialista mundialista, y la voracidad impertérrita y cruel de los holduts ahora, ¡¿quién podrá ayudarnos? El Chapulín Colorado! dirá usted, algo influido por los medios, pero no. Y parece que los que nos van a ayudar a salir del laberinto son... cha chan cha cháááááán...¡¡¡los chinos!!!
O al menos, de eso trata este suplemento, que toma el tema, como siempre, de la manera que podemos hacerlo, o sea, con chistes.
Hasta la semana que viene, lector.
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