› Por Rudy
¿Cómo dice que le va, lector? Dele, cuéntenos, queremos saberlo de su propia boca, sin intermediarios que se quedan con un importante porcentaje de sus palabras. Capaz que usted les dice: “Estoy hecho un animal”, y después de que ellos sacan su parte, sólo queda “estoy mal”, o sea, el inicio y el final, pero no lo del medio, el contenido, el sentido último y más profundo de su afirmación.
Porque así es la cosa, lector, así, tal como se la decimos, nosotros, que tenemos información de primera fuente, que nunca repetimos lo que nos dicen sin antes chequearlo con –por lo menos– nuestra vecina y su loro, que jamás mentirían.
Hace 27 años que trabajamos día a día, o al menos semana a semana, para que usted se entere, sin tapujos ni remilgos ni sonsonetes, de lo que usted ya sabía. Pero quizá no sabía que ya lo sabía, o lo sabía pero no creía en los que usted mismo había logrado averiguar, porque no coincidía con los rumores hegemónicos, que vendrían a ser una especie de “lado oscuro de la fuerza”, “liga de archivillanos” o así.
Porque así estamos, lector, parece que, según dicen y no se atreven a afirmar pero tampoco lo niegan, lo que le da un touch no digamos que de veracidad pero al menos de aparente verosimilitud, que es lo que importa. Uno ya no cree más en uno mismo, necesita que “ellos” lo acrediten en su propia condición de sujeto inteligente, racional y comprometido con su propia percepción de la vida.
¡UY, qué complicado es esto! ¿No nos lo podría explicar más fácil?
OK, el tema es que parece que los rumores, ahora, tienen más fuerza que las noticias de verdad.
¿Pero es de ahora?, se pregunta usted. ¿Y es de acá?, se pregunta también usted, pero otro usted. “Yo recuerdo un poema de Machado que dice: “Se miente más de la cuenta/por falta de fantasía/ también la verdad se inventa”, dirá un tercer usted. Y un cuarto sumará otro poema más: “Dijiste media verdad/dirán que mientes dos veces/ si dices la otra mitad”.
Pero los rumores son más viejos que... que... mire.
n Se dice que Zeus no perdonaba a una diosa del Olimpo, ni a ninguna semidiosa, heroína o simple mujer. Es más, que de hecho creaba mujeres al solo efecto de tener relaciones con ellas.
n Se dice que a Moisés no lo encontraron en la cestita, sino que la hija del faraón era en verdad su madre. ¡Y el padre, el mismísimo faraón!.
n Se dice que entre los faraones había una verdadera competencia exhibicionista, preocupados por “¡quién tiene la pirámide más grande!”.
n Se dice que Aquiles tenía un lugar vulnerable, pero no era exactamente el talón. Parece que la madre, la diosa Tetis, era un tanto libertina, y lo agarró del pitulín antes de sumergirlo. Y después a Don Aquiles no había Viagra que le alcanzara.
n Se dice que Ulises, aunque quería regresar a Itaca con su querida Penélope, tardó diez años porque se acostó con media mitología: Circe, Calipso, Nausicaa, las sirenas, no perdonó a nadie.
n Se dice que es mentira que el rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, que en verdad lo convertía en soja.
n Se dice que la mayor parte del presupuesto del Caballo de Troya se lo curraron.
Este es el tema, lector, desde ya no nuestra más tierna infancia, sino desde la más profunda raíz de nuestra historia y de nuestras creencias, hay rumores.
Y la gente, para darles “rigor científico” y que no parezca una chantada de lo peor, rodea los rumores de frases que le dan “credibilidad”.
Según los últimos datos estadísticos...
“Los científicos” dicen que...
Una prestigiosa revista europea sostiene que...
Un reconocido investigador que pidió expresamente no ser identificado por motivos de seguridad afirma que...
Dice la radio que...
Mi primo, que trabaja con un tipo que trabaja con un hombre que barre en un edificio de gobierno, escuchó que...
Acabo de leer en una revista en la sala de espera de mi proctólogo que...
Mirá, vos decí lo que quieras, pero la gente que sabe de esto opina que...
Me contó un pajarito que...
Esto es así, porque lo dijo Dios.
Esto es así, porque “me” lo dijo Dios.
Esto es así porque lo digo yo.
¡Qué habilidad, lector, qué habilidad para afirmar certeramente lo que en verdad se desconoce, y a lo sumo se podrá intuir! Pero nadie lo dice, nadie echa a correr un rumor diciendo “intuyo que” o “mirá, me contaron esto, pero no sé si es cierto”.
O si lo hacen, es con una gestualidad acorde, como para que uno piense que “éste no me lo quiere decir, pero sabe que es verdad”.
¡Si hay algo que tienen los falsos rumores es que siempre son “ciertos”! ¡Por eso la gente los repite y los repite..., los reproduce una y otra vez, les cambia forma, contenido, ideas, protagonistas, tiempos y espacios, y así, totalmente modificados, sin que quede una brizna de su versión original, siguen siendo válidos, certeros, reales.
Pero nosotros no vamos a caer en ésa, lector. Nosotros le vamos a batir la justa, la que tiene que saber. Mire..., parece que esta semana hicimos un suplemento sobre los rumores. Bueh, al menos es lo que se dice por ahí.
Hasta la semana que viene, lector.
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