¡Lector, lectora, qué semanita! Mire: empezamos el domingo pasado, con el ex día de la raza, actual Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Pero, además, para la ONU fue el Día del Arbol. Y para algunos fue el Día de la Hispanidad. Mientras que para otros fue el Día de la Resistencia Indígena.

Los indígenas, en realidad “aborígenes”, en realidad “pueblos originarios”, en realidad “pueblos originarios” de acá. En Africa, Asia Europa u Oceanía, los “pueblos originarios” son otros. Y decimos “de acá” porque queremos ser políticamente correctos, y no sabemos si corresponde “de América”, “de Sudamérica”, “de Hispanoamérica”, de “Latinoamérica”... Entonces decimos “de acá”, y todos saben dónde queda.

La resistencia de los “de acá” remite, casualmente, a los antepasados de aquellos que festejaron el Día de la Hispanidad. Para ser políticamente correctos, digamos “de los que vinieron ‘de allá’ pero hace mucho”. Porque los nietos y bisnietos de los que vinieron hace poquito “de allá” son, somos y queremos seguir siendo “de acá”. Bueno, no todos: algunos son de acá, pero se la pasan mirando para allá, y prefieren “un buitre de allá” a un “pingüino de acá”.

Pero ésa es la diversidad, lector, y mejor que la banquemos, porque si hay algo que somos todos, pero todos, todas, todys y todes, es “diversos”.

De verdad, lector: todos somos diversos. Y no me diga que usted no lo es, porque en tal caso sería, justamente, diverso con relación a los que sí lo somos. Quiero decir: somos diversos en nuestras ideas, en nuestros afectos, en nuestras costumbres, en nuestras preferencias sexuales, futboleras, cinematográficas, musicales. En nuestra forma de vestir, cocinar, acercarnos a otra persona. En nuestro color de piel, de ojos, de pelo, de uñas.

¿Para cuándo el Día del Diverso, la Marcha del Orgullo Diverso, el Frente Diverso (juntaría a todos los partidos), Diversópolis y los restós de comida diversa? ¡Es una deuda que tenemos con nosotros mismos!

Y fíjese que “la diversidad” es casi lo opuesto al “día de la raza”. ¡Somos tan diversos que festejamos cosas opuestas el mismo día! Y tan, pero tan diversos que ni siquiera festejamos el 12 de Octubre ese mismo día, ¡lo festejamos el 13, el día siguiente, porque.... ¡es lunes!

Pero el lunes 13 había otra gente festejando otro día. ¡Porque es el día del psicólogo! O sea que todos los histéricos, los fóbicos, los obsesivos, los TOCs, los panicattacks, los paranoides, los neurasténicos, los angustiaditos, los “depre pero no tanto”, los “me agarra una cosa acá que no sé lo que es”, los “no me puedo dormir” los “me despierto mal”, los “nadie me quiere”, los “me agobia, me agobia”, las” ya no hay hombres”, los “las minas no me dan bola, licenciado”, o sea, todos nosotros, así diversos en nuestros padeceres, agasajamos a aquel/la que nos escucha, sin juzgarnos ni quejarse (a lo sumo un “ajá” de vez en cuando), con una “suelta de síntomas”.

Pero la semana sigue, y no todos tienen sesión el lunes. El viernes, o sea, ayer mismo... vaya, vaya... ¡17 de octubre! O sea el día en que, hace 69 años, la historia argentina cambió. De acuerdo, lector: no fue la primera, ni la única, ni la última vez que cambió, pero –coincidirá conmigo– que ese día cambió, cambió.

Y apareció, justamente, la diversidad. Quiero decir, apareció una nueva manera de participar en la política argentina. No fueron multitud de argentinos a los consultorios de sus psicólogos a hablar de los angustiados que estaban porque Perón estaba preso sino que ocurrió... lector, usted y yo ya sabemos lo que ocurrió el 17 de octubre, ¿no?

Y para terminar la semana, o comenzar una nueva, mañana, domingo 19, es el Día de la Madre. Celebrémoslo cada uno a su manera, diversamente, pero siempre con cariño. Y si puede ser con risas, carcajadas o una sonrisa, mejor, ¿no? A eso apuntamos con este suplemento

Feliz día, lector/a.

Nos vemos la semana que viene.