› Por Rudy
¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¿Salió ya de la incertidumbre que tanto lo aquejaba hace un par de semanas? ¿Sigue apegado a nuestras más caras tradiciones populares, como son el mate, el asado (más que cara, una tradición carísima, en estos días), el psicoanálisis, el egoísmo, la amistad, la generosidad, el doble discurso, la contradicción y el voto castigo que termina castigándose a uno mismo?
¿Está usted disfrutando de la Revolución de la Alegría? ¿O era la del amor? ¡Uy, ya no nos acordamos si era el Amor o la Alegría! ¡Bueno, es que entre tanto globo amarillo y dólar azul, se nos olvidó el concepto! ¡Qué locos que estamos, ¿no?! No, mejor no digamos que estamos locos, seamos cautelosos, a ver si todavía nos mandan una cautelar.
¿Vio que las “cautelares” podrían ser una versión moderna, chic, cool y fashion muy “siglo XXI” de lo que en otros tiempos eran las “Cuartelares”?
Quiero decir, antes, hace algunas décadas, algunos golpeaban las puertas de los cuarteles para conseguir lo que quieran. Ahora, parece que golpean las puertas de los tribunales. Eso no quiere decir, jamas diríamos aquí semejante improperio, ludibrio o eutrapelia, que los jueces “hagan lugar” a cuanto capricho les propongan. No, para nada, es solamente un comentario, un “relato”, una ficción, porque si fuera de verdad, ese mecanismo transformaría a una persona cuyo trabajo es el distribuir justicia, en árbitro plenipotenciario de la puja por el poder. Y al que no le gusta que se vaya a llorar a... a ¿adónde?
“No, no hay que llorar, que la vida es un carnaval, y es más bello vivir cantando”, dice la canción, y después agrega “Todo aquel que piense que vida es desigual, tiene que saber que no es así”. ¡Guau, qué lindo para bailar, para saltar...¡ Revolucion del amor alegría! “¡Vieja, ¿no te inflás unos globos amarillos, que ya se llevaron todos los que teníamos?”
Sí, lector, ya llegó la revolución del amor, con cautelares, rumores, globos y hackeos a la libertad de expresión, y promete una fiesta increíble, llena de devaluaciones, importaciones, y desocupaciones.
¿Se quedó con ganas de un poco mas de 90? ¡Lo pide, lo tiene!
¡Que nadie se atreva a aguar la fiesta, que nadie amargue estos cuatro años sin retenciones, que nadie diga “esta soja es mía”! ¡Mañana es San Mauricio, no se miente!
En verdad, no nos han mentido. Nos han dicho que esto era lo que iban a hacer, y con esa sinceridad ganaron las elecciones. ¡¿Tanto ruido hacían inflando los globitos, que mucha gente no pudo escuchar las propuestas políticas y económicas?
¿O no las hicieron? ¿O nos encanta que nos devalúen, que abran la importación, nos parece magnífico que se terminen los cupos de exportación, así los europeos pagan fortunas por nuestros bifes y nosotros... también?
Se trata de ponerse a cantar “Europa, decime qué se siente, tener en casa a nuestros bifes de chorizo” y aunque la métrica se descuajeringue, no importa, mejor nos dedicamos a cantar, porque, más que nunca, las vaquitas van a ser ajenas, y las penas, de quien pueda pagarlas.
Dicen que está bueno que la universidad sea paga... y los votan. O sea que está bueno que estudiar sea un merito, un premio, y no un derecho. Pero que cosa... y uno que pensaba que un país en el que todos, o gran parte de sus ciudadanos estaban mejor formados, tenía más chances de progresar e incluso, fíjese qué ingenuo lo nuestro, creíamos que si hay más gente estudiando, puede bajar el nivel de delito... ¡No entendemos nada!
Por suerte los revolucionarios del amor saben del asunto, y por eso ponen en el cargo a una persona que ya se encargó, hace poco mas de una década, de la inseguridad de los jubilados. “Es muy simple –podría decir–. si los jubilados ganan menos plata, van a poder salir a la calle tranquilos, porque nadie les va a robar lo que no tienen.”
Y ese sistema que hace unos 14 años llevó mayor seguridad a los jubilados, se podría aplicar ahora con los asalariados, los pequeños y medianos empresarios, los docentes, y por qué no, con los mismos jubilados. ¡Los chorros se van a querer ir del país, porque acá no van a tener nada que afanar!
Revolución del amor, de la alegría, de la sinceridad de los precios... ¡qué lindooo!
Basta de peleas, de brechas, de discusión, a partir de ahora ¡todos pensamos lo mismo! ¡Somos como hermanos, mellizos, gemelos univitelinos! ¡Todos tenemos el mismo ADN! Y el que tenga otro, el que piense distinto, que lo haga, tranquilo, con calma, sin ruidos, en su casa. ¡Todos tienen libertad de expresar su alegría, su amor, su agradecimiento!
Ah, ¿no? ¿Usted no? ¿Usted no agradece por por fin se haya ido lo/la que se fue, y venga lo que viene? Peeero, lector, ¿qué le pasa? ¿Es un usted un vintage que se quedó en el 45, o en los 70?
Bueno, okey, si usted es un amargado/a, tiene todo el derecho de serlo, pero ¡deje gobernar tranquilos a los revolucionarios del amor! ¡Ellos hicieron mucho para llegar adonde están! ¡Estuvieron ocho años hostigando sin parar al gobierno anterior, ahora tienen derecho a que nadie los moleste para que puedan corregir, ajustar, sincerar o devaluar a gusto.
¿No entiende?
Bueno, lector, estamos tratando de digerir, metabolizar o como se quiera llamar este plato que parece ser “mucho más que un sapo” y que muchos no pedimos. Pero dicen que la mayoría quiere comer dinosaurio, y ahí vamos.
Lo que le prometemos, lo que le podemos prometer no antes de asumir sino ahora, es nuestro deseo de recorrer juntos este camino, con humor. Dicen que sirve. Que hace bien al ánimo, al alma, o la vesícula, cada uno sabrá.
Hasta la semana que viene.
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