¡EPA!
La noticia es buena. Hay que afirmarlo para que quede en primer plano que por fin se eliminaron las restricciones al ingreso a los Estados Unidos de las personas que viven con vih. Una buena noticia, sí, aunque lo que aparece frente a ella sea la sorpresa por las largas décadas en que primó la discriminación y la arbitrariedad: desde 1987 llevar en el equipaje medicación antiretroviral, por ejemplo, podía ser causa suficiente para ser deportado o deportada fronteras afuera del gran país del norte. Barack Obama anunció este mes el fin de esa inútil barrera sanitaria tanto para turistas como para inmigrantes y se borró de la vergonzante lista de países que todavía preguntan sobre el estado serológico de una persona antes de permitirle el ingreso, una forma de discriminación tan anacrónica como ineficaz, si lo que se trata es de evitar la expansión de la pandemia. En principio porque la pandemia del sida, como su nombre lo indica, ya no reconoce fronteras. En segundo lugar porque nadie anda exhibiendo su diagnóstico positivo de vih sida antes de requerir la visa de ingreso para cualquier país.
Pero, claro, hay que tener en cuenta que las preguntas que se formulan –por escrito al solicitar visa o bien en puestos de frontera– en los 57 países que todavía son capaces de cerrar sus puertas a las personas con vih/sida nunca son directas. Australia o Nueva Zelanda, por ejemplo, incluyen en sus formularios de visa un extenso multiple choice en el que hay que marcar las enfermedades padecidas a lo largo de toda una vida. Nunca, pero nunca nunca hay que confesar neumonías, tuberculosis, micosis u otras que se puedan relacionar con el sida porque eso habilita a denegar la visa o al menos a exigir examenes médicos realizados por profesionales designados por el país al que se desea ingresar.
Como se verá, no son sólo países que pueden resultar exóticos para viajeros y viajeras del mundo occidental como China, Yemen, Brunei, Omán, Sudán o los Emiratos Árabes los que creen que pueden blindar sus fronteras al vih. También sostienen la bandera de la discriminación destinos habituales y deseados por quienes aman el turismo y pueden darse el gusto como Andorra, Cuba, Colombia, Israel, Polonia, Rusia o Eslovaquia –además de los nombrados Australia y Nueva Zelanda–.
Cuatro días antes de que Barack Obama reconociera que es una violación a la intimidad y a los derechos humanos negarle la entrada al país a las personas seropositivas, la República de Corea anunció que ese tipo de barreras dejaban de tener efecto en su país. "Aplaudo el liderazgo del presidente coreano para acabar con las restricciones hacia las personas con VIH, que carecen de ningún beneficio desde el punto de vista de salud pública", ha señalado Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, a través de un comunicado. "Pero hago un llamamiento al resto de países con este tipo de normativas discriminatorias para que tomen medidas para eliminarlas cuanto antes".
"Libertad total de movimiento para las personas con VIH en el año 2010", exigió, por su parte, Michael Sidibé, director ejecutivo de Onusida. A su juicio, hay que impedir que cualquier país obstruya la entrada a alguien por este motivo: "Esta discriminación no tiene sentido en un mundo como el de hoy". ¿Hay alguna discriminación que tenga sentido?, se podría preguntar. Aunque hasta que las fronteras del mundo sean puertas abiertas para todxs, no esta mal que se reduzca la lista de lugares a los que llevar la misma medicación que salva vidas sea motivo de expulsión.
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