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Si la música amansa a las bestias, tal vez sea hora de que los DJ del Vaticano amplíen un poco su repertorio de salmos y aleluyas. Aquí cuatro canciones a favor del matrimonio homosexual para que el Papa y sus amigos sacudan la sotana al compás.
› Por Ariel Alvarez
Le recomendamos empezar a escuchar por aquí. En 1972 el cantante y conductor de radio y televisión Michael Girouard y su novio Regeant Tremblay llevaron adelante lo que puede ser considerado el primer matrimonio homosexual de Canadá. El 26 de febrero, realizaron una ceremonia en la cual firmaron un contrato (un “ancestro”, como las cosas que le gustan al cardenal, de la unión civil) que establecía un acuerdo legal entre ambas partes acerca de las propiedades conjuntas, las cuentas bancarias, las de seguros y la herencia. Realizada en una disco de Toronto, la ceremonia tuvo una gran cobertura en los medios: “Lo hicimos para abrir los ojos de la opinión pública a los problemas de los homosexuales”, decía Girouard. A fines de ese mismo año la pareja lanzó un disco para celebrar su matrimonio. Se tituló Le Couple (La pareja) y fue editado por el sello London de Canadá. Al mejor estilo música de cabaret, el disco presenta once canciones (cantadas en francés) escritas entre otros por Gilbert Bécaud, Jacques Brel y Edith Piaf. Destaca entre ellas “L’Hymne a l’Amour” (“El himno al Amor”) que, entonada por la pareja y en este contexto, se convierte en un verdadero himno al amor homosexual.
Nacido en Estados Unidos y radicado desde hace algunos años en Tijuana, México, Jeffrey Beringer, alias “Mono Mono”, es un desopilante cantante y compositor, que hace de sus presentaciones verdaderos carnavales del desmadre en la tierra azteca. Usando dildos como parte de la escenografía, trajes inflables (el de Papa Noel Sumo es su favorito), con serpentinas, espuma y juguetes para que la gente lo golpee, sus shows son una cita obligada con la incorrección política. Irónico y mordaz, con su estilo dance de los ‘90, Mono Mono también lucha, a su manera, por el matrimonio entre personas del mismo sexo. En su disco del 2003 Raise Hell, Raise Babies, se encuentra el tema “Tiki Tiki Tembo”, que cuenta las numerosas “desventuras” por las que tiene que pasar para poder casarse con su novio, asiático e ilegal, con el fin de que no lo deporten. Ideal para bailar en las fiestas de casamiento que, con algo de viento a favor, vendrán de a montones. Le sugerimos al cardenal que lo escuche y baile escondido en su habitación, ya que creemos poco probable que alguien lo invite a festejar su casamiento.
Siguiendo con la onda fogón encontramos a Jamie Anderson, la cantante folk abiertamente lesbiana y militante que es una de las principales exponentes de la Women’s Music (música de mujeres). Desde que comenzó su carrera en 1987 ha editado 9 discos que con su estilo, mezcla de folk y pop acústico, la convierten en un importante referente de la lucha por los derechos de las minorías sexuales. Anderson es la figura infaltable en los numerosos festivales de música de la comunidad GLTTB de Estados Unidos, y cuando no está de gira dirige Women in Harmony (Mujeres en Armonía), un campamento anual de música para mujeres cerca de las montañas de Ashville, Carolina del Norte. Con un sonido que la acerca a Joni Mitchell, sus letras hablan de su lucha: “A Love This True” (“Un amor de verdad”) de su disco Listen del 2001 y “Wedding Song” (“Canción de bodas”, 1993) son dos canciones pro legalización del matrimonio homosexual; “Forever Family” (“Familia para Siempre”) es un tema dedicado a las familias alternativas que se centra en la historia de una pareja de lesbianas. Y contestataria, Jamie Andreson, va más allá: su tema “Grace” es la historia de dos niñas que se enamoran en el campamento de la iglesia. Le aconsejamos al arzobispo no escuchar este último, no vaya a ser cosa que por la impresión le explote el gorrito puntiagudo que luce en algunos de sus sermones.
Ahora bien, si lo que Bergoglio prefiere es un estilo más “hippie” con guitarras alrededor del fogón, le sugerimos escuchar a Traci Adams, una de las más importantes representantes del denominado Country alternativo. A los 8 años Adams ya escribía sus propias canciones y a los 17 se fue de casa para emprender su carrera y su verdadera pasión por la música se despertó al llegar a Nashville. Allí comprendió que para ella existe un solo estilo de música: el country. Al igual que Bruce Springsteen, su mayor influencia, las letras de Adams forman un muy particular tipo de rock político-contestatario a favor de las minorías sexuales. Su álbum del 2004 You are not God (No sos Dios) está dedicado al amor y al matrimonio homosexual. El tema que le da nombre al disco dice: Hoy ha habido una victoria en Massachusetts/ la prohibición para los matrimonios gays fue levantada/ Luego, el presidente Bush hizo una declaración/”el matrimonio es una institución sagrada/entre hombre y mujer”/siempre pensé que el matrimonio era una institución sagrada/entre dos personas que se aman.../qué importa si son del mismo sexo.../no nos importa tu opinión o si pensás que es raro/ No sos Dios. La canción “Marrying you” (“Casarse con vos”) arremete contra todos los prejuicios: las personas hétero pueden decir: “Huh, dos mujeres casándose, pero qué inusual”/ Y la gente gay puede decir: “¿por qué querés imitar la cultura hétero?/Si me dicen que soy una lavadora de cerebros/yo les contesto que eso es lavar bien”.
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