Suele suceder así, en oleadas, como si el impulso de uno o de una tuviera la inercia necesaria para que otrxs se dejen acariciar por la espuma de las aguas ya revueltas y dejen caer sus verdades cual peras maduras. En nuestro país algo sabemos de salidas del closet en banda, baste recordar a los fallecidos —y queridos— Fernando Peña y Juan Castro, y el alud de sinceramientos que terminó con un emotivo Osvaldo Bazán hablando de su identidad sexual en el mismo artículo de una revista de actualidad donde tomaba nota de la “tendencia” de la que no se pudo sustraer. Ahora, a escala global, Ricky Martin seguirá siendo noticia sea porque cualquiera se siente autorizado a darle consejos, sea porque se está esperando la reacción en cadena que esta semana tuvo un eslabón de peso: Rocco Siffredi. Sí, el actor fetiche de la pornografía heterosexual, tan vigoroso como misógino, dueño de un talento innato de 24 x 6 “reales” como se suele decir en los chats. El mismo que dejó la actuación a los 40 y pocos porque sus hijos estaban creciditos, pero que sin embargo sigue dirigiendo, produciendo y hasta actuando vestido para la directora francesa y feminista Catherine Breillat. “He amado a muchas mujeres, pero todas ellas me han enseñado lo que verdaderamente soy: un hombre gay”, fue la declaración de Rocco a la revista estadounidense Hooker. Declaración que ha dado la vuelta al mundo, por supuesto, aunque atada a la literalidad que bien podría ponerse en duda. Las opiniones están divididas ahora entre los que dicen que sólo es un chiste y quienes empiezan a atar cabos para decir que lo supieron desde siempre por pruebas tales como que Rocco ha sido el primero en mostrar la puerta de los esfínteres masculinos en escena. Lo cierto es que el llamado “semental italiano” promete abrir un nuevo capítulo en su carrera incursionando en el porno gay. Y lo ha hecho por la puerta grande de un closet que no quiere volver a cerrarse.