ES MI MUNDO
La top model brasileña ya ha trabajado para la Vogue francesa y la Vanity Fair italiana, además de ser hoy la estrella de Givenchy. La primera transexual en llegar tan alto en el mundo de la moda internacional se llama Lea T., y figuró en la cuadragésima posición del ranking de modelos más importante del mundo, elaborado por el site models.com. La moda grita, señal que cabalgamos.
› Por Raúl Trujillo
Con algo de pudor, una lánguida mano tapa pero no oculta sus lampiños genitales, y la piel desnuda y ajustada a los huesos luce toda del mismo provocativo y tostado color. De no ser por un dragón que recorre el vientre tatuado, no hay marcas particulares, y unos senos hermosos y pequeños apenas si se cubren con la castaña cabellera que cae en mechones mientras su rostro se asoma mirándonos, impávida, con ojos mulatos. En otra toma son los labios como olas sobre las que resplandece su sonrisa carioca. Es Lea T., que así lucía en el pasado septiembre de la edición de Vogue Francia, luego de la “escandalosa” tapa de la revista Love UK en febrero de 2010, besando a Kate Moss por Mert & Marcus, con una entradilla como para Twitter: “This is hardcord”.
No tan joven –nació en 1981 y es hija del ex astro del fútbol de Brasil Toninho Cerezo–, Lea es ya la imagen más popular de la meca de la moda, por años fascinada por el erotismo y la sensualidad de Brasil y lo trans. Ella aclaró en la nota para Vogue haber nacido como chico en una familia de clase media católica y futbolera en Brasil (Belo Horizonte); allí su posibilidad y su elección fueron tan respetadas y apoyadas como discutidas y finalmente financiadas. Fue modelo masculino en su Brasil natal, pero no todo fue tan fácil: “Me decían que el casting era para hombres, pero yo no parecía un hombre”. Su padre, Toninho Cerezo, actual entrenador, fue uno de los mejores mediocampistas que dio el fútbol brasileño e intervino en un Mundial, el de España ’82, aunque no ganó ningún título. Gracias a su hija, las puertas del closet del fútbol algo se mueven cada vez que el jugador debe responder por su exitosa criatura.
Lea estudió veterinaria y luego, ya decidida a ser modelo, se fue a Italia, donde sin cirugías inicia una corta carrera en la moda que empezó como colaboradora para el fotógrafo Ricardo Tisci, el mismo que la incluiría –posiblemente como un juego mediático– en la campaña de la colección otoño-invierno 2010 de la marca Givenchy. “Para los realizadores, incluir a la modelo era importante porque iba en consonancia con el tema de nuestra campaña. La maison ha elegido también a modelos de diferentes razas, ya que querían demostrar que su ropa es para gente de distintas nacionalidades y con estilos de vidas muy dispares”, se dijo a la prensa en un comunicado, anunciando que la campaña sería lanzada mundialmente en la revista L’Uomo Vogue en julio del año anterior, cuando en noviembre de 2009 las imágenes se filtraron y como links volaron en la red.
Su particular belleza parece haber seducido a la editora de la revista Vogue en París, Carine Roitfiel: “Ella siempre fue muy frágil, súper femenina y aristocrática”. Su pelo que cae a torrentes con delicadeza, su cara que aparece fuerte, aún vulnerable, mirando fijamente a la cámara. Su rival de labios es Esther Cañadas y sus cejas nos recuerdan a Natalia Vodianova: es la estructura perfecta facial para un modelo superior”. Después de tanto piropo, poco más comentó Lea sobre su intimidad, pero habló de las dificultades a largo plazo para las personas transgénero. Cada humillación y las risas recuerdan la ignorancia familiar, la desorientación social y las malas praxis médicas que envuelven al mundo trans. “Yo vagaría por las calles llena de hormonas, deprimida y con la gente riendo detrás mí”, dijo.
Todos dicen “trendy” a la belleza trans que arriba refrescante a esta nueva década de profunda transformación y, como casi siempre logra la moda, instala temas marginados del under, como el de identidades y el género en los medios, que pronto resuena como un gran boom “caliente” con eco planetario. Parte de esta tendencia es la aparición mediática de Isis King, la primera participante transgénero en el reality de modelos conducido por Tyra Banks “America’s Next Top Model”.
Varios pueden ser los ejemplos de bellezas trans que se han estrellado en los medios, pero tiene poca comparación con el impacto que produjeron las declaraciones de la joven estrella Kayo Satoh, modelo japonesa de 21 años, que presenta un popular programa de videojuegos en las que reveló cómo emigró siendo un chico de su pueblo y empezó una nueva vida, ya como mujer. No se ha sometido a cirugía y de hecho ha atribuido su éxito a su maestría con el maquillaje y a la delicada gracia de su “aspecto” femenino. Recordemos que en Oriente la doctrina taoísta establece que todos poseemos un aspecto masculino y otro femenino por descubrir y explorar.
A modo de colofón, y sumando más leña al fuego que espante el frío invierno al Norte, la semana anterior JPG (Jean-Paul Gautier) jugaba a las pelucas con sus modelos masculinos en pasarela. El cierre de su colección fue una novia blanca en bandas horizontales de plumas o piel, con una cresta a tono llevado por Andrej, un joven de delicadas facciones y aspecto asombrosamente femenino. Desde junio pasado, el andrógino modelo ha lucido en ocasiones como la rubia Veronica Lake (actriz y pin-up de Hollywood, fallecida en 1973) o como una chica Bond, con pelo largo platino en cascada de rizos flojos, sobre tacos vertiginosos y mallas negras, con un revólver de oro de 18 quilates y de fondo se escuchaba el soundtrack de Goldfinger.
Está puesta de nuevo la mirada y el tema está que arde ahí: es el ojo del huracán. Quién lo para.
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