Miles de zombies portando sangre peligrosa con la intención de inocular ciudadanxs buenxs, derechxs y sanxs podría ser un buen argumento para un film de clase B, pero desafortunadamente es el reverso bizarro de una resolución vigente en nuestro país. A pesar de tener un matrimonio igualitario legislado, aguas turbias salen a flote recobrando otra fuerza a la luz de nuevas contradicciones: si un hombre puede casarse con otro hombre, y por ende heredar sus bienes, ¿qué hace si el otro necesita una transfusión? ¿Sale a pedir a los cuatro vientos que lxs amigxs “normales” le donen sangre “de la buena”? ¿Y si ese hombre tiene sangre de factor rh negativo, que es difícil de conseguir, al igual que su marido legalmente reconocido, también debe retirarse de la fila?
Según la resolución Nº 865/2006 que impera en nuestro país, sí. Allí se señala que quienes quieran donar sangre deben llenar un cuestionario, llamado de “autoexclusión”, donde se pregunta la orientación sexual del donante: en caso de ser un hombre homosexual, se indica que si mantuvo relaciones sexuales con otro hombre en los últimos doce meses, no puede donar. Si se trata de una mujer que mantuvo relaciones sexuales con un hombre que a su vez haya tenido relaciones sexuales con otro hombre, tampoco.
El martes 14 de junio fue el Día Mundial del Donante de Sangre, o de todos los donantes pasados y futuros, menos no sólo lxs que contestan con verdad su orientación sexual y resulta que ésta es lgbti, sino aquellxs que en los últimos doce meses hayan estado detenidxs por más de 72 horas en instituciones policiales o carcelarias (si estuvieron 48, a ver dónde está la vena que viene el pinchazo), lxs que se hicieron un tatuaje o acupuntura en el ultimo año o quienes hayan intercambiado drogas o dinero por sexo en ese mismo lapso. Si volvemos al ejemplo de más arriba, el “paso de comedia” podría extenderse: suponiendo que la pareja de hombres no haya tenido relaciones sexuales en el último año, tal como pide la resolución, sí podrían donarse sangre, pero... el matrimonio sería anulado por falta de consumación.
Más allá de los ejemplos extremos, hay historias concretas: una mujer que no pudo donarle sangre a su madre enferma, un varón al que le rompieron el formulario en la cara cuando dijo que era homosexual o una pareja que contestó con naturalidad a la pregunta sobre su orientación sexual y fue separada del grupo de donantes. Muchxs de ellxs llegaron al área de salud de la CHA y dos encabezaron el amparo que se presentó el martes en el Fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, que quedó archivado bajo el expediente 41616/0 del juzgado nº 4, que lleva adelante la jueza Elena Liberatori, la misma que autorizó los casamientos previos a la ley, cuando otros jueces intentaban anularlos. “A veces tenemos suerte”, dijo César Cigliutti, presidente de la CHA, al quedar asignada la magistrada y explicó que son el hospital Durand y el Argerich las instituciones concretas a las que apunta el reclamo, pero la prohibición se efectiviza en todas.
“Si el control está basado en la pregunta homosexual, uno puede ir y mentir, pero hay algo más complejo, que es avalar el hecho de remarcar los famosos grupos de riesgo, ya afortunadamente olvidados por las campañas de hiv, que implica que las personas por su origen, su condición social o su orientación sexual son peligrosas” explica Pedro Paradiso Sottile, del área jurídica de la CHA. ¿Es la sangre contaminada la que preocupa o es la homosexualidad la que lleva el a priori de la contaminación?
En 60 días la Justicia deberá expedirse sobre este amparo y de ahí habrá un largo tramo para que cambie efectivamente la resolución.
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