Madre e hija, Mirta Figueroa y Valeria Licciardi celebran el Día de la Madre revisando fotos familiares y haciendo sus comentarios al pie. Como suele ocurrir en las mejores familias, la caja de Pandora deja en libertad lo más oscuro y también la esperanza. Un proyecto de familia, un hijo que es una hija, una idea de feminidad transmitida y renovada, orgullo y admiración que pasan de una a la otra. No siempre el mismo álbum trae los mismos recuerdos a quienes lo miran, y las historias felices también están hechas de desencuentros.
› Por Liliana Viola
La institución “álbum” con su papel manteca o celofán, sus fechas escritas en el reverso y en birome, los colores que van variando de acuerdo con los avances técnicos de los señores de Kodak, ya pertenecen al museo del siglo XX. No sabemos aún cómo será el ejercicio de recordar la propia infancia y la infancia de los hijos con la profusión de instantáneas digitales, cuando ya no existe la primacía de la pose sino de la secuencia, material de descarte y a la vez “colgable” en red. Tal vez existe más libertad para seleccionar los hitos o incluso para perderlos todos. Valeria Licciardi, actriz, camarera y directora de una flamante casa de diseño, nació hace 26 años. Por lo tanto, pertenece a una de las últimas generaciones que a la hora de reconstruir escenas de su pasado recurre casi mecánicamente a la caja de las fotos. Los padres jóvenes, la mamá con pelo largo, el asado, el bebé con la cola para arriba, el primer día de clase, cumpleaños, vacaciones. Una selección que negocia entre lo azaroso que incluye gente de la cual uno ni recuerda el nombre, con las obligatorias, las que constituyen el canon de la familia unida. Cuántas escenas se recuerdan como fundantes sólo porque se las ha podido visitar regularmente en el álbum de fotos. De hecho, lo que no se dice en una conversación ni en una entrevista se escupe aquí ante la aparición de una imagen.
Valeria propuso el juego, como un acto temerario y también de homenaje a su madre a pocos meses de haber logrado su documento nacional de identidad con su nombre verdadero. Elegir algunas fotos y formular cada una por separado esta especie de subtitulado. El texto que acompaña a cada imagen, a dos voces, es también el relato de ésas.
Valeria nació en una familia de clase media en Adrogué, donde su madre y sus hermanos todavía viven. Su padre murió cuando ella era muy chica y no llegó a saber que había tenido una hija. Valeria primero fue el segundo de tres hermanos, David el más grande y Magalí, que llegó ocho años después de Valeria. Las fotos de esa época lo muestran así. Luego, primero ella y más tarde su madre advirtieron que las cosas no eran exactamente como parecían. Cómo construyeron la escena familiar con este dato, qué negociaciones debieron hacer para no quebrar los lazos y cómo aparece el pasado ahora, a la luz del presente.
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