Ocaña, the Angel who
Sings in the Ordeal
de Gérard Courant
El mito de Ocaña revisitado, porque el artista andaluz que escandalizó la cultura catalana viaja a Berlín en los ’70 para comenzar a quebrar el Muro con su performance marica estimulada por Gérard Courant, un director de vanguardia que le gustaba patear las barreras con su cine punk.

Stateless Things
de Kim Kyung-mook
Un director surcoreano que sin dudas hizo la película más queer del nuevo milenio, Faceless Thing, vuelve al Bafici con un homoerotismo tan frontal y desbordado como en su ópera prima. Si el cine de Corea del Sur es desestabilizador, hay que estar preparado para los terremotos de sensualidad aberrante que le gusta filmar al joven cineasta insurrecto.

Hit So Hard
de P. David Ebersole
La convulsionada biografía de Patty Schemel, baterista lesbiana de Hole, es una forma de repasar todo el poder queer del grunge al mismo tiempo que un homenaje a esas mujeres que atronaron los parches en la historia del rock. Hay dosis de sexo y drogas, pero ésta es una historia de salvación, con un cierre donde la maternidad lésbica muestra una veta íntima.

Community Action Center
de A.K. Burns y A.L. Steiner
“Un pequeño archivo de una comunidad intergeneracional construida por la amistad, la colaboración, el sexo y el arte.” Así es como define Kayla Guthrie a esta película, realizada por dos artistas visuales que consiguen hacer un muestrario queer, tal vez el más revolucionario, donde activismo, erotismo y estética se amalgaman como una de las formas más subversivas y vitales del arte contemporáneo.

Love me not
de Gilitte Pik Chi Leung
Es posible que en Hong Kong, más que en otro lugar el planeta, haya toda una generación y un erotismo criados a la luz de las notebooks, y que esta película sea el testimonio más fiel. Jóvenes de la cultura digital relacionados con fluidez, pero con un poco de frialdad y desencanto, al menos hasta que el deseo estalla. La androginia de los casi adolescentes protagonistas asiáticos ayuda a la seducción de esta historia de amor cruzado.

Pets
de Albertina Carri
Manifiesto porno-terrorista que tiene mucho del shock del post-porno, con una ironía corrosiva y punk, donde a partir de la recuperación de películas pornográficas de principios del siglo XX, Carri expone un mix que hace del feminismo teórico y activista una molotov clandestina contra las formas disciplinarias del deseo y la representación femenina. Un corto que arde de principio a fin.

Ronda nocturna + ...
(puntos suspensivos)
de Edgardo Cozarinsky
En 1971, Cozarinsky dirigió su ópera prima ... (puntos suspensivos), una película que tenía mucho del cine under de la época, pero también una visión personal que incluía una veta homoerótica totalmente inédita en aquellos años. Más de treinta años después, tras un largo exilio en París, volvió a recorrer Buenos Aires con Ronda nocturna para reescribir la ciudad, desde una independencia que se mantuvo en su cine como una forma de resistencia, pero también desde una sexualidad que tiene cumbres de electricidad viril en un periplo fantasmal, tanguero y lumpen.

El espacio entre los dos
de Nadir Medina
Pasajeros de una noche cualquiera, en un recital cordobés, donde un recital de rock es el mejor marco para que surjan esos deseos que no se pueden confesar por miedo al rechazo, pero que arden en ojos que devoran. Tres amigos, una chica y dos chicos, entrelazados y adorando la vitalidad con una sensualidad que la película no quiere dejar que se escurra.

Al cielo
de Diego Prado
La cultura joven de La Plata se desliza otra vez por una diagonal: la que conduce de manera indirecta pero decidida de la imposición de la moral religiosa al rock, con el culto a un mártir como vínculo entre los dos mundos. Para vivir cómo surge el deseo homoerótico entre esas calles que tienen el encanto suburbano graffiteado, tienen que ver esta ópera prima generacional.

Todas estas películas se exhiben entre el viernes 20 y el domingo 22 de abril en el 14º Bafici. Para consultar horarios y salas: www.bafici.gob.ar