”Salir del closet” es una valerosa lucha que permite sacar a la luz nuestra verdad, aquello que realmente somos. Saliendo, acabamos con todos esos temores que no nos permiten convivir de una manera genuina con las personas que amamos. La “salida del closet” o el “darse a conocer” tiene un primer momento que, para la mayoría de nosotros/as, fue y es un momento doloroso y sincero. Decirnos a nosotros mismos “soy esa palabra, ese insulto”, soy “puto”, “tortillera”, “trabuco” (para hacer una síntesis). Aceptarnos, querernos, reivindicarnos y, finalmente, llegar a la conquista: sentir el orgullo. La palabra “confesar” no es nada agradable para describir esta situación. Básicamente porque es evidente que sentir y vivir públicamente de acuerdo una sexualidad distinta a la mayoría no tiene nada de culpa.

Pensar el relato para anticiparse

es una buena herramienta para evitar sorpresas poco felices, y para mostrarnos convencidos de lo que sostenemos. Nuestra orientación sexual no era la que nos habían presentado desde chicos y chicas como la única manera de sentir, sino que somos diferentes y nos hacemos cargo de eso. Incluso, esta situación nos compromete con aquellos/as que sufren dentro del ropero, pequeño y oscuro espacio de encierro. Ser parte de una minoría implica continuar luchando más allá de la salida misma, batallando contra toda forma de discriminación injusta e injustificada. Antes de empezar a salir del closet con la gente que te rodea, y en especial con tu familia, proponemos que consideres algunas cosas:

Si te sentís seguro/a con vos mismo/a.

Con quien hables probablemente te haga preguntas tales como si estás realmente convencido/a, si no querés ver a un terapeuta o si es una fase que va a pasar. Es conveniente que antes de hablar de tu sexualidad tengas información para poder hacerlo con mayor seguridad.

Estar preparado/a para enfrentar las preguntas.

Estas muchas veces pueden ser ofensivas, recuerda que el hecho de comunicarlo no implica que los demás lo acepten de inmediato, éste es sólo el primer paso de un proceso que empieza y es fundamentalmente una manera de asumir que no te avergüenza ser quien sos. Tener información es la clave para ayudar a derribar los prejuicios que puedan tener sobre la orientación sexual.

Hay que considerar que hoy, tras haberse aprobado una Ley de Matrimonio Igualitario y otra de Identidad de Género, hay un contexto jurídico que protege la diversidad sexual en la sociedad argentina y muchos de los discursos que las organizaciones, políticos y personas de la cultura en defensa de esas leyes son muy útiles para pensar argumentos para explicar a las personas que no comprendan lo legítimo de nuestras elecciones sexuales e identitarias.

Encontrar el momento adecuado.

Cuando decidas hacerlo busca un lugar apropiado, no en medio de una discusión, como venganza o para herir a alguien. Así evitás que lo tomen como algo negativo.

Que sea una decisión tuya.

Sin aceptar presiones, pensalo bien y tené en cuenta que algunas veces creemos que las reacciones de quienes nos quieren van a ser peores, de lo que en realidad terminan siendo. De todas maneras, sólo vos podrás evaluar bien cuándo y bajo qué circunstancias estarás preparado para salir del closet. Lo mejor es a veces tantear el terreno, tocar el tema o hacer preguntas para ir viendo qué tan receptivos pueden ser.

Buscar otros apoyos.

Si creés que la reacción de tu familia, amigos/as o compañeros/as puede ser negativa y para vos es importante contarles, considerá tener otros familiares o amigos/as a quienes puedas recurrir.

También podés estar con tus pares si nos llamás y te reunís con el Area de Jóvenes de la CHA. Pertenecés a una comunidad de personas gays, lesbianas, travestis, transexuales, bisexuales e intersexuales, que se expresa con orgullo por nuestra Orientación Sexual, Identidad y Expresión de Género.