Vie 15.11.2013
soy

TVETO

El closet de cristal

¿Lo digo o no lo digo? Puntos altos y flojos en el programa Soy lo que soy que Sandra Mihanovich conduce en TN con algo de reticencia a llamar a las diversidades por su nombre.

› Por Adrián Melo

“A partir de ‘Soy lo que soy’, las cosas se acomodaron. Fue como abrir mi vida, a través de la canción. Sin decir nada, decirlo todo.” Estas declaraciones de Sandra Mihanovich respecto de uno de los temas musicales paradigmáticos del universo de las diversidades en Argentina parecen resumir el espíritu del ciclo televisivo que, con el mismo nombre, conduce desde septiembre en TN y que tiene la intención de homenajear a personajes que “rompieron el molde, que se animaron a vivir como querían”. Desde el primer programa dedicado a Federico Moura, ya fueron evocados Fernando Peña, María Elena Walsh, Leonardo Favio y Manuel Puig, entre otros. Más allá de que salvo unas pocas excepciones –Favio o el polémico Palito Ortega que también está previsto– los personajes elegidos rompieron el molde al salirse del paradigma heteronormativo, parece haber la intención de incluirlos en un marco más amplio. Sandra señala a propósito de “Soy lo que soy”, grabada en 1984, que “todos queríamos decir ‘Soy lo que soy’. El derecho a elegir pertenece al ser humano”. Según la artista, después de la experiencia traumática del terrorismo de Estado, la necesidad no se limitaba a una cuestión sexual, “pasaba por todos lados porque todos somos lo que somos en todos los sentidos. En el trabajo, en la familia, en decidir lo que te ponés. En los ochenta la prensa quería que dijera que era gay y yo no lo decía y nunca lo declaré porque no me parecía necesario”. De manera análoga, en Soy lo que soy (programa) parece haber una cierta reticencia a hablar de las sexualidades de los personajes. No se trata por supuesto de reclamar la mera y obscena exposición de aspectos que pertenecen a la intimidad o al ámbito de lo privado, sino al hecho y a la manera de cómo ser gays o lesbianas o las experiencias que tuvieron respecto de lo sexual, sin duda alimentaron su arte, hicieron que sufrieran discriminaciones y humillaciones y tuvieran que sobreponerse a ello, les dieran más fuerza a sus voces. Así, por ejemplo, respecto de Federico Moura, hay rodeos, Sandra señala: “El rock era muy machista, se decía que era frívolo, superficial”. No se habla de que se catalogaba a Virus como la banda de los putos, ni incluso de que hay en sus canciones, en contraposición al terrorismo y al mundo tan poco sensual de la dictadura, una celebración del sexo y de levantes gays. La estructura del programa parece responder a la estructura móvil que Eve Kosofsky Sedgwick, en su clásico Epistemología del armario, le asignó al closet: nunca se está completamente afuera o adentro de él. Se dice y no se dice. No se dice pero se supone que los demás saben. La discusión sobre salir o no salir del closet no esta perimida, tampoco remite a una cuestión meramente personal, sino social y política. Salir no es revelar la vida privada, sino ser parte de un proyecto colectivo que contribuya a cambiar concepciones negativas sobre la homosexualidad y quizá contribuya a aliviar la vida de muchas personas.

En 1990, cuando presentaban “Mujer contra mujer”, Sandra y Celeste fueron al programa de Susana Giménez. Eran tan subversivas que emocionaban. El brillo en sus ojos mientras se miraban, cómo aproximaban sus bocas casi hasta besarse frente a la mirada atónita de Susana. A veces, hacer algunas cuestiones más explícitas no viene nada mal. Por lo demás, en su programa Sandra está adorable como siempre. Se la ve entrañable entrevistando a Sara Facio, la pareja de María Elena Walsh. En el programa sobre Fernando Peña, fue a la casa donde él vivió para entrevistar a María, la mujer que lo cuidó en su enfermedad. Durante la entrevista, María le propuso: “Puedo traer a Fernando para que esté con nosotras”. Se levantó y volvió con la urna con sus cenizas: un momento puro Peña. Es redundante señalar que Sandra misma merece ser una de las homenajeadas. Valga este espacio para destacar la importancia de su presencia, por primera vez, en la Marcha del Orgullo Gay el sábado pasado y agradecerle la vibrante alegría de poder gritar con ella “Soy lo que soy”.

Soy lo que soy, TN, sábados a las 22.

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