Leo, Daniel, Chicha y Piolín Chiachio Gianone
Esta familia animal se remonta a cuando empezamos a salir como pareja. En esa época le decíamos a la gente que teníamos un perro que se llamaba Piolín, que era flaquito como un hilo, hocicudo y de orejas largas, y con colita como latiguillo. Para crear a este Piolín imaginario usamos la idea de ese tipo de perro que corre como apurado, medio de costado, como que está llegando tarde a algún lugar. En ese entonces Piolín ya estaba integrado a nuestras vidas sin existir.
Dani fue quien vio a Piolín en la vidriera de una veterinaria: “Es re Chiachio, con ese perfil aerodinámico”.
Cuando Piolín cumplió un año creamos el Museo Piolín (MUPI) con los regalos que le hicieron algunos amigos artistas para su cumpleaños. Al año siguiente, más de cien artistas hicieron obras especialmente para Piolín e hicimos la segunda muestra del MUPI en el Recoleta.
Con Piolín comenzamos a armar esta familia que hace tres semanas se agrandó con la llegada de Chicha. Ellos son como nuestros hijos, tienen padrinos y madrinas. Nosotros hacemos casting de nanas para que los cuiden cuando nosotros no estamos. La tarea de la niñera no es simplemente estar en la casa sino que tiene que dormir en la cama con los perros, ver tele y hacer toda la rutina que tienen ellos. En realidad tenemos una niñera favorita que es Vanesa. El nombre real de Piolín es Hilario Adolfo como el padre de Leo. Y ella se llama Chicha Betina como la madre de Leo.
Piolín está totalmente humanizado y Chicha ya ve en camino. El niño Piolín siempre es el último en levantarse. El se levanta recién a las 11 de la mañana y muchas veces no deja que entren para ordenar el dormitorio porque rezonga (es una de las pocas veces que se lo puede escuchar ladrar).
Hacía tiempo que teníamos ganas de tener otro perro de la misma raza. Porque en los últimos meses, cada vez que nos íbamos de viaje, Piolín se enfermaba. Con la llegada de Chicha, él cambió totalmente: ella lo tiene corriendo todo el día. Ahora nosotros estamos reviviendo una etapa de crianza de cachorro que habíamos olvidado por completo. No es lo mismo tener hijos a los 30 que a los 40 o que a los 50.
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