EN ESTAS FIESTAS...
REMERAS TORTERILES
“Sin lengua no hay amor”, “Nos vamos a morir de hacer estrategias de amor” o “Tomboy”, son frases que surgieron entre charlas con amigas y que se fueron convirtiendo en las leyendas de las remeras de Punto Eme, el emprendimiento de Eme Romero y su socia Mariela Habif. Algunas de las frases grabadas –en vinilo sobre tela de algodón– se refieren, con ironía, al romanticismo torteril, y nunca son “a pedido”, tampoco los colores, que vienen únicamente en blanco, negro y gris. Son remeras de corte básico que, según sus fabricantes, piden a gritos ser intervenidas: “Les proponemos a los clientes y clientas que les corten las mangas, el cuello, el largo, y así las cuiricen y customicen a gusto”.
Se pueden pedir por mensaje privado a la fanpage (Facebook: Punto Eme remeras) y salen 200 pesos.
Con 25 años de experiencia y cinco de reconocimiento estatal, la Cooperativa Textil Estilo Diversa LGBT confecciona modelos especialmente diseñados paras las corporalidades trans e incluso trajes de alta costura para el ballet que dirige Iñaki Urlezaga. Sus creadores, Soledad Pilar Gómez y su novio Kalym Soria (primer varón trans que hizo uso de la Ley de Identidad de Género en Buenos Aires), pensaron la cooperativa además de como fuente de trabajo, como una posibilidad de cubrir las necesidad del colectivo trans a la hora de vestirse: “Por más que al hormonizarte se produzca una redistribución de la grasa corporal, hay una contextura ósea que permanece, eso genera que tanto a mujeres trans como a hombres trans difícilmente les calce bien la ropa que se encuentra en el mercado”, dice Soledad. Por eso crearon tablas de talles especiales pensando en su clientela. Durante los primeros años, empezaron trabajando en el armado de líneas rectas (servilletas, toallas, corbatines, vinchas, pañuelos). Con ayuda del Ministerio de Desarrollo Social pasaron a la ropa de calle, con modelos muy simples al principio, hasta terminar a cargo de la confección del vestuario para Danza por la Inclusión, la compañía de baile que dirige Iñaki Urlezaga. Además la cooperativa acaba de ser declarada de interés social, para la promoción y defensa de los Derechos Humanos. A partir de la experiencia con el ballet aprendieron alta costura, y hoy se especializan en vestidos de gala. Lo que más venden para las fechas son remeras estampadas (a paciere del consumidor: “nos envían el dibujo que quieren un día y tienen la remera lista al día siguiente”), que salen entre 100 y 200 pesos, vestidos multifunción (son de gasa y hay ocho formas distintas de ponérselo), que salen 250 pesos y vestidos de fiestas, que están entre 800 y 1000 pesos.
La dirección de la cooperativa es Bartolomé Mitre 2815, primer piso, oficina 122. También están en Facebook (Cooperativa Estilo Diversa LGBT)
Valeria Licciardi, colaboradora de este suplemento, ex participante Gran Hermano, es el alma mater de un clásico: las bombachas Nana, que han ganado un subidón de ventas después de la experiencia reality de su creadora. Vienen en tres tamaños y en cinco colores: blanco, negro, rojo, fucsia y piel (que son las preferidas por las vedettes y drags para usar debajo del conchero). Son de spandex, un material elástico que contiene mucho más que una bombacha de lycra o de algodón. De atrás luce como una tanga con reminiscencias ochentosas y de adelante es bastante más ancha que una bombacha corriente por eso permite un trucaje cómodo. Y además, se está perfeccionando: Valeria ha escuchado las sugerencias de las clientas y ha creado un diseño más acolchonado en la zona de la entrepierna para protegerla de roces y golpes. También está en tratativas con una famosa marca de ropa para llevar Nana al interior del país. El nombre “Nana”, cuenta Valeria, remite a la novela de Emile Zola: “Cuando la leí me fascinó ese personaje. Una prostituta de 18 años que vuelve locos a los hombres más poderosos de Francia, duques, reyes. Y no era por su belleza necesariamente, sino porque tenía algo más”.
Nana tiene delivery. Hay que pedirla a [email protected] o por inbox (Facebook: quierominana). Salen alrededor de 200 pesos
Las remeras de Naty Menstrual son políticamente incorrectas. Llevan escrito aquello que la “gente careta podría llegar a leer como una provocación”. Tanto sus remeras, como sus láminas para enmarcar (de algodón, las primeras, y de cuerina, las segundas, pintadas con acrílico las dos) hablan de bichos raros, del placer de romper las reglas, de personajes que parecen salidos de los cuentos de la propia Naty y son también disparadores para hurgar en prejuicios ajenos y propios. “Mirtha Legrand es travesti” o “Mirtha también caga”, rezan sus telas, mientras le desean una muerte lenta y dolorosa a la muñeca más famosa del mundo (la remera que sale como pan caliente grita “Barby Puta”). Naty más de una vez resigna billetes por convicciones: “No sabés las barbaridades que contesto cuando, en San Telmo, me vienen a preguntar si no tengo remeras de Maradona o de tango o con la bandera argentina”. Hay desde talles para chicos hasta triple X.
Las remeras salen 150 pesos y las láminas rondan los 250, y se consiguen en la Feria de San Telmo (Pasaje Giuffra) o por línea directa (156410 5532)
Mor Asir Navon, nacido en Israel y radicado en Argentina al año de vida, es dueño de su propia marca, FTM Binders, y asegura que es la única en su especie en este país y que no existe en la Argentina otra prenda que reemplace y mejore el clásico fajado casero para los hombres trans. “Yo solía traerme los binders de Estados Unidos, hasta que aprendí moldería, corte y confección, y empecé a fabricarlos yo mismo”. Para Mor, que los varones trans empiecen a incorporar el binder en su vestuario y sustituyan la faja es, además de una cuestión estética, un tema de salud: “No solo es tedioso tener que enrollarse una venda cada mañana, que además se mueve y se afloja, sino que las fajas caseras suelen producir lesiones en la piel, que no puede respirar de esa manera, e incluso problemas más graves como dañarte las costillas o los pulmones”. El diseño del binder argentino tiene cuatro capas de tela, está más lejos de un corpiño deportivo que de una camiseta muy ajustada y está hecho en una tela ortopédica –de poliéster y eslastano– que reduce el busto, deja respirar la piel mientras comprime los pechos en forma pareja. Mor los fabrica en talles que van del cero al cinco y hay dos modelos diferentes: el corto (abarca desde la línea del ombligo hasta el busto, y sale 460 pesos) y el largo (va desde el busto hasta la cadera, para poder meterlo dentro del pantalón, y sale 620 pesos). Es muy popular entre varones trans, pero ellos no son su único público, también lo han probado y lo recomiendan lesbianas chongo y genderqueer.
Pedidos por Facebook: FTM Binders Argentina
Martín Rub, diseñador y fabricante de vestimenta y accesorios de látex para BDSM, detalla aquí algunos de los favoritos para el arbolito.
Rubber anal. Popularmente se le dice “Rosario anal”, pero yo para no ofender al niño Dios, y menos en estas fechas, lo llamo Rubber anal. Viene en distintos tamaños pero el promedio es un diámetro por bolita de cuatro centímetros y medio. Te da una sensación única; con la introducción del rosario y luego la expulsión bolita por bolita se genera una dinámica de dilatación, relax, dilatación, relax, de apertura y cierre, que no se puede lograr con un dildo. En general, las tres primeras bolas entran fácil, con la cuarta ya pasás a un nivel superior, ¡un reto para el recto! Obviamente también se puede introducir en la vagina pero a eso no lo he experimentado. Los que yo hago, como todos mis productos, son de látex. También existen rosarios de otros materiales (plástico, cuerdas), pero eso ya es el festival de la bacteria. El látex es más higiénico, más suave y más sexy. Precio: 480 pesos.
Máscaras. El látex es un material surrealista, se puede crear con él casi cualquier cosa. Además de las máscaras clásicas, tengo unos diseños especiales que son máscaras de aislamiento: una máscara adentro de otra máscara, y la de adentro se infla de manera de dejarte aislado. No ves, ni escuchás, lo cual potencia mucho el resto de las sensaciones. También están los cascos, que son más firmes y tienen otro grosor (algunos de hasta un centímetro), se usan cuando decidís pasar al heavy rubber (una práctica más avanzada, más dura). Cuando te ponés uno de estos cascos lo único que escuchás es el sonido de tu respiración y lo único que olés es el olor del látex, que es muy excitante para muchos. Podés llegar a perder incluso la noción del tiempo y el espacio, hay quienes lo toman como un ejercicio de introspección y, si estás con alguien, es una prueba de confianza en tu partenaire. Obviamente tiene agujeritos en la nariz: tampoco voy a matar a mis clientes, ¡quiero que vuelvan! Tengo algunos clientes que venden estos cascos afuera del país. Cada tanto me llega alguna foto de un francés y un alemán que lo está usando. Esto refuta la estúpida idea de que “lo de afuera” siempre es mejor que la industria nacional. No existen en otros países cascos de látex hechos con este grosor por eso me los compran muchos turistas del ambiente bdsm. Luego, hay máscaras con más o menos restricciones (con broches para tapar ojos, bocas o con distintos tipos de mordazas). Se pueden colocar unos tubos para la boca, que se usan para la lluvia o incluso para tomarte una cerveza. Precios: las máscaras rondan los 380 pesos y los cascos, los 1700 pesos.
Mordazas. La mordaza universal es la básica, la de la bolita. A esa bolita la gente la suele usar para morder, pero en verdad es para introducirla dentro de la boca. Se la suelen poner mal. Vendo también unas mordazas especiales: unas que tienen un pene sólido para meterse dentro de la boca y otras que tienen un pene inflable totalmente invasivo. La idea es que no puedas hablar cuando te la colocás. Para aquellas personas con dificultades para respirar por la nariz (que usan la boca) las mordazas no son una buena idea. Precios: entre 320 y 500 pesos.
Pony. Son plugs anales con colita de caballo. El pony training es bastante menos usual que el dog training. Hay uno que adopta el rol del caballo, se pone en esa posición, usa arenes, etc. Este es un accesorio más: te ponés el plug en el ano y te queda colgando la colita de caballo. También hay colitas de perro. La cabecita que va adentro tiene un tamaño tal que te permite que quede agarrada, incluso podés salir a caminar varias horas con la colita puesta sin que se te caiga. Precio: 400 pesos.
Dildos y plugs. Tengo dildos inflables para usar con arnés. De todos los tamaños, incluso tamaño olímpico (casi imposibles de conseguir en los circuitos de los sex shop comunes: 50 centímetros de largo y un ancho de 13 centímetros). Pocos se atreven con ellos, pero siempre les digo a los clientes: “persevera y triunfarás”. Mis caballitos de batalla son los dildos y plugs inflables, clásicos e ideales para poner en el arbolito. Al ser inflables te brindan una gradualidad que sirve para lograr dilataciones mucho mayores que con un dildo tradicional, por mas grande que sea. Se puede alcanzar una dilatación de 20 centímetros incluso con un novato. De estos el que más se vende es el inflable “Medium/Large” (es Medium en reposo y Large después de inflarlo). Precios: entre 400 y 1500 pesos.
Baba del diablo. Es otro de los productos que más se llevan. Es mi versión de un lubricante que se usa afuera para el fistfuking. Lo mando a hacer a un laboratorio. Lo que tiene de especial es que no se seca rápido como los lubricantes comunes. Puede durar horas. Además lo vendo por kilo o medio kilo, lo cual permite jugar más, darle otros usos y no tener que estar dosificando. Se me ocurrió venderlo en cantidades cuando me di cuenta de que para una fiesta de fistfuking de diez personas con un pomito de lubricante no hacíamos nada. Precio: 380 pesos el kilo.
Pedidos: en Facebook (Latex Duro Fetish Design) o durofetish.blogspot.com.ar
Punto Eme diseña arneses amatorios, nacionales y tortilleros. Un modelo cómodo y eficaz, para los cuerpos de todos los tamaños. Se pueden lavar en el lavarropas o a mano, son de microfibra, cintas y pasadores regulables de plástico. ¿Qué los diferencia de otros? Tiene un diseño como el de los equipos de bungee jumping, con cuatro amarres: dos se agarran de las piernas y los otros dos de la cintura. ¿El resultado? Resisten turbulencias, no se mueven, no se estiran y se mantienen bien ajustados. Salen 450 pesos, y hay una promoción “amigas”: si llevan dos arneses, pagan 400 pesos cada una. Los encargos se reciben por mensaje privado o mail, ya que la fanpage ha sido censurada y clausurada infinitas veces.
Facebook: tripticohisterico / Mail: [email protected]
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