REBELIóN DE LOS CHICOS MAQUILLADOS
› Por Gabriela Cabezón Cámara
El sol empieza a bajar y la escena se vuelve hermosa, parece El picnic de Claude Monet. Pero contemporáneo: a esta hora, serán las 8, ya son un poco más de veinte chicos y chicas bajo la luz dorada. Como en el cuadro, están dispuestos en grupos, algunos parados y algunos sentados. Sobre el pasto o sobre lonas estampadas con flores o diseños búlgaros. En los árboles que contienen la escena se ondean tiras de papel crepe de colores primarios. Al fondo, una mesa con mantel, cupcakes y tortas varias, todo en delicados tonos pasteles. Algunos tienen el pelo rosa o azul o naranja estridente. La mayor parte usa piercings y luce tatuajes. Además, están maquillados: muy teatrales unos, hermosos como para ir a bailar o a una fiesta de quince otros. Se lookearon juntos, se ayudaron, se miraron los unos a los otros o cada uno frente a su espejo. Hay tres, apoyados sobre troncos, al lado de las lonas, cerca de los pallets sobre los que está dispuesto generosamente el maquillaje. Hay paletas de sombras. Lápices de labios. Pinceles. Bases. Cremas. Brillantina. Y dos maquilladoras que llegaron atraídas por la convocatoria en Facebook: una, Laura, profesional. La otra, Melisa, vocacional. Esto es la “Rebelión de los chicos maquillados”: dos amigos, Leandro Quirés (en Facebook “Limón Hermozo”), 24 años, ex estudiante de Diseño Gráfico, actualmente “buscándose”, quizá se decida por el cine, y Nerina Verón, 22 años, feminista y estudiante de Sociales. Viven en Villa Ballester y se pasaron la noche anterior a la Rebelión, el domingo en Parque Centenario, cocinando las tortas, los budines y los cupcakes, para venderlos, comprar más maquillaje y hacer cada vez más grandes estos encuentros. Quieren que la gente se maquille como se le de la gana. Que los varones puedan hacerlo públicamente sin sufrir ninguna discriminación por eso, más allá de cualquier sexualidad: “poder expresarse sin recibir represalias”, dice Leandro/Limón. Quieren poner de manifiesto cómo a unos se los reprime si deciden maquillarse y cómo a las otras se las obliga: “yo soy feminista”, explica Nerina, “y es un tema también que te obliguen a maquillarte, te guste o no, y viene con un combo, depilación y esas cosas. Para mí es una lucha, me maquillo para expresarme, lo uso como un arma y no como un dogma”. Casi todos tienen entre 16 y 25, pero una señora mayor que se define como “semiótica social” se sintió atraída por lo que estaba pasando y ahí se quedó sentada, aconsejando a una chica de 16. Un hombre de barba canosa, Santiago, aprovecha para hacerse pintar algunas uñas, los párpados, los labios, que le quedan divinos, ahí rojos en medio de las canas. Cuando termina el evento, Nerina y Leandro se vuelven a sus pagos. Así lookeados como están, Leandro con maquillaje social, hermosa la sombra celeste acerada enmarcada por su pelo rosa, Nerina con un antifaz digno del Cirque du Soleil. Se van a ver a Pablo Lescano y sus Damas Gratis. Habrá más Rebelión: la próxima cita es este domingo 28 a las 17 en Plaza Armenia. Ya se comprometieron cinco maquilladoras. La idea es ir después a la Fiesta Jolie. Una hermosa manera de pasar una tarde plácida a la Monet. Y hacer de la ceremonia íntima del maquillaje una pública y colectiva.
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