A LA VISTA
En las 20 nominaciones a las categorías más importes de los premios de la Academia de Hollywood no se incluyó a ningún/a afroestadounidense. Algunas estrellas propusieron un boicot. El debate sobre el racismo se desató con remanidos argumentos y nuevos bríos.
› Por Carlos Alvarez
El debate sobre el racismo en los Estados Unidos volvió a ocupar la escena pública en los últimos años. Las denuncias de violencia institucional y asesinatos de personas “negras” por parte de la policía se repiten cada vez más y los reclamos de justicia para los cientos de casos de gatillo fácil ganaron las calles de las principales ciudades estadounidenses, un claro ejemplo de ello es la irrupción - en 2015 - del movimiento social “Blacks Lives Matters” (Las vidas negras importan) que convoca a familiares de las víctimas y activistas sociales para visibilizar el abuso policial, el racismo y el hostigamiento hacia el colectivo afro, migrante, pobre, etc.
Sin embargo, durante estos días, el debate sobre el racismo tiene como escenario un ámbito diametralmente distinto: la entrega de los premios Oscar. En las 20 nominaciones a las categorías más importes de los premios de la Academia de Hollywood a mejor actor y actriz, por segundo año consecutivo, no incluyeron a ningún/a afroestadounidense. Celebridades afro llamaron a un boicot a la ceremonia y desde ese mismo momento el evento se trasformó – al mismo tiempo - en campo de denuncia y disputa sobre el racismo estructural de la sociedad estadounidense. ¿Casualidad? ¿Racismo? ¿Falta de talento? Son algunos de los principales argumentos que dividen las opiniones de lxs participantes de esta gran celebración del cine norteamericano que hace eco a nivel mundial.
Los actores Will Stmith, Spice Lee, George Cloony, son algunos de los principales protagonistas del boicot propuesto para no asistir a la ceremonia que se realizará el próximo 28 de febrero. El objetivo es denunciar el racismo en la Academia de Hoollywood que obviamente tiene su correlato en la sociedad estadounidense. Es evidente que el racismo se expresa de distintos modos y que no basta con tener un presidente negro para hablar de una sociedad diversa y sin discriminación. De hecho al propio Obama le explotó con fuerza este conflicto durante 2015, con los casos de gatillo fácil contra jóvenes afrodescendientes, lo que tensiona e impacta a la sociedad que él preside. De la misma forma, el boicot a los Oscars enfrentó a esta situación a la directora de la Academia Cheryl Boone Isaacs, que siendo afrodescendiente, salió a decir que están trabajando para modificar la estructura de socios que está integrada en un 80 por ciento por hombres blancos, de clase alta y de más de 60 años.
El estar no implica el ser mucho menos lo garantiza. Históricamente el lugar de los afros en el cine expresaba el rol social que la hegemonía blanca quería para nosotros, éramos las mucamas, empleados de servicios, drogadictos, delincuentes, o pandilleros. Lo mismo ha pasado con la diversidad sexual, aparecíamos de manera fuertemente estereotipada como el gay “afeminado” y en roles subalternos hasta que producto de las luchas sociales, culturales y políticas de nuestros movimientos logramos cambios sociales y culturales de los cuales el cine y la televisión se fue haciendo eco. El actor británico Ian McKellen (Gandalf en El Señor de los Anillos), dijo que como homosexual entendía perfectamente las quejas de los afrodescendientes por estar poco representados en el cine. “Que los afrodescendientes se sientan poco representados en los estudios de cine y las grandes películas, bueno, es lo que pensaron las mujeres durante mucho tiempo, y es lo que los homosexuales como yo todavía pensamos”, dijo McKellen a la prensa en Londres.
Sin embargo la discusión en torno a los Oscar tiene también voces como la de la veterana actriz Charlotte Rampling, candidata por su interpretación en la película británica 45 años, quien se opuso al boicot: “Eso es racismo contra los blancos. Es difícil saber si es el caso, pero puede que los actores negros no merecieran estar en la recta final”. Un clásico argumento racista que niega la desigualdad y da cuenta de la inmadurez y la hipocresía de algunos en este debate: esconden que las hegemonías racistas impusieron para las personas afrodescendientes el lugar de la subalternidad o de la subordinación y exotismo sosteniendo que “los negros son buenos para bailar, cantar y hacer deportes”.
El boicot busca visibilizar el racismo, que con “sutileza” se expresa al interior de la Academia de Hollywood y de manera brutal en las barriadas populares con el gatillo fácil, tensionando el modelo hegemónico imperante. En palabras de Will Smith, “si no somos parte de la solución somos parte del problema”. Pero también podríamos decir: “lugar que no se ocupa se pierde”; y el no ir a la ceremonia realmente la “emblanquecería”. Disyuntivas a las que nuestro colectivo aún debe enfrentarse para expresar: “¡Acá estamos, somos afrodescendientes. Acostúmbrense, nos trajeron para quedarnos! Queda abierta la puerta para que la sociedad estadounidense le diga no al racismo y comience a incluir lo afro como lo afro quiere -y debe- ser incluido. Yo por lo pronto no mirare el final de esta batalla por TV.
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