ES MI MUNDO
La reversión como nueva forma de originalidad está en su apogeo. Y las chicas le hacen honor en una punta y la otra del continente americano. Dos bandas lesbo-anarco resignifican sus escenas: las Kumbia Queer en Argentina, reinventando la música más popular, y las Lesbians on Ecstasy, amasando la electrónica industrial y la música dance en Canadá.
› Por Guadalupe Treibel
De los muchachos pelilargos de Amar Azul al “kumbia nena!” de las chicas queer pasó un rato largo pero quedó el amor kitsch. Con el calor de tu boca, nos vamos a desnudar / con el calor de tu cuerpo y las olas del mar / Allá en la orilla pondré la sombrilla, la toalla y me asolearé / con mi bikini amarilla en la costa alegre y mi tereré, banderean en “El Veraneo” las chicas Kumbia Queers que –desde el punk tropicalísimo– desparraman piropos, entre teclados y sobrenombres. Porque, como cualquier superheroína, Ali Gua Guanco (voz y güiro), Rocktavia (teclados, en Argentina), Inespector (batería), Juana Charang (charango, voz y coros), Fernanda “Parranda” Martini (teclados, en México), Paty Kumbiadaver (bajo) y Pila “Zombie” Jackson (guitarra) cargan –entre instrumentos– una doble identidad: antes (y mientras) consolidan la propuesta KQ, otro espectro musical las alcanza: She devils, Ultrasónica, Afrodyke, DJ Guanguis, Wookies y los Golden Jackets, entre otros apelativos propios.
Pero, en plan cumbianchero, la propuesta es simple: canciones de chicas para chicas que, más allá del baile (aunque –ojo– el baile es importante), se divierten jugando con bases cachengues, toques punk-rock y letras que ironizan el lugar común, siempre desde la crudeza más dulce: la de la cumbia. Vía libre a la diversión desprejuiciada de mujeres que le cantan al amor en formato cover (con versiones antológicas de temas de The Cure, Madonna o Los Ramones, por mencionar algunos) y composiciones propias.
Se fue y me dejó / No aguantó la cumbia / regresó al rock / Sé que la extrañaré / Chica del metal, que te vaya bien, cantan en nombre del “Iron Man”, de Black Sabbath, en su “Chica de Metal”. ¡Y zas! Así nomás muestran la otra cara: la que no acepta la fusión inteligente, no asimila el chu chuchuchu que rastrillan los temas lesbo-anarco de Kumbia Queers. No importa... Están más allá. Y más allá, les va bien. De fiestas Zizek a marchas de orgullo gay, pasando por salones tradicionales mexicanos, salas punk e intervenciones en la vía pública, el grupo argen-mex se mantiene ocupado. Nada mal para una sensación que más que moda pasajera, es un gusto adquirido.
Del otro lado, cruzando la escena musical y un par de fronteras geográficas, aparece Canadá y la misma intentona de reversión, con sensibilidad femenina queer. ¿Y ellas quiénes son? Oh, oh... El nombre ya arroja estimulantes menores y efectos ¿secundarios? De Montreal, Lesbians on Ecstasy (LOE) es más que un cuarteto de lesbianas: es cultura sexual cargada, seductora, con música dance y parador electrónico en el mundo Clubbing. Estrógeno al poder, con luces y pista de baile. Pero, cuidado, que el electro-industrial LOE puede generar síndrome de abstinencia. La ausencia de, al menos.
La fórmula de heroínas reúne más nombres (im)posibles: Bernie Bankrupt (teclados y samples), Veronique Mystique (bajo), Jackie “the Jackhammer” (batería) y Fruity Frankie (alias Lynne T, la voz) son la Hormiga Atómica de última generación. “LOE hace música electrónica de la variedad lesbiana. Es k.d. lang (nota de la autora: cantante pop y country canadiense, activista de los derechos de gays, lesbianas, bi y trans), pero diferente de alguna manera... Canciones lesbo-folk, canciones rebeldes y sonidos para la lesbiana moderna”, explican las chicas en su official web (www.lezziesonx.com) y aclaran que “heterosexuales y chicos también las aman”.
Entonces ¿de qué se trata? De referenciar a artistas del folk y el punk “reescribiendo la historia lesbiana para la pista de baile”. De contrarrestar la tradicional ausencia de música electrónica en las artistas lesbianas con tecnología, mixtura y movimiento. Pero, cuidadito... El quid de la cuestión va más allá del cover. Es yuxtaposición de estilos, reinvención, acercamiento de letra y música de íconos como Tracy Chapman o Melissa Etheridge. Todo inmerso en cierto tono político necesario.
Con tres discos en su haber (ninguno editado en Argentina) y giras que las incluyen compartiendo escenario con Le Tigre o Peaches, las Lezzies On X tienen ideas y compromiso. Por ejemplo, en su último trabajo, “We know you know”, retoman canciones de la década del ’70 para reexaminar el idealismo de época y una primera conceptualización de la teoría feminista, mientras hacen un estado de situación actual. Pero sin desatender ¡el baile! Es que LOE no les escapa a los temas importantes; sólo evita ser ceremonial. Muy bien, felicitado. ¿O acaso no es lindo que las chicas se diviertan?
Con videos de zombies gays y movimientos devastadores, una canción estrella en la serie “Queer As Folk” y temas con títulos sugerentes (“The pleasure principle”, “Manipulation”, “Superdyke!”, “Sisters in the Struggle”, “Victoria’s Secret” o “It’s Practically Freedom”), las muchachas de Lesbians on Ecstasy le cantan a “ella” (la chica de la historia de “Tell Me Does She Love The Bass” que las abandona por otra): Does she know just how to shock and electrify and rock you? Y... la verdad que no. Porque ¿quién mejor que ellas para sacudir y energizar? Ah, ¡las Kumbia Queers! Pero ése es otro tipo de estimulante natural. Sin pastillitas de colores, claro. Con estilo, reversión y sexualidad, son días de gloria para el lesbo-punk/tropical y la electrónica de género.
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