Vie 17.06.2016
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A LA VISTA

Para atrás

Se celebró en Nueva York la Reunión de Alto Nivel de la
ONU sobre el VIH/Sida para fijar los lineamientos de las políticas de los países miembro en relación al tema. El documento final prácticamente no contempla a la población lgbti y, cuando lo hace, atrasa treinta años: recurre a un lenguaje tan estigmatizante como en los viejos tiempos.

› Por Gustavo Pecoraro

Durante varios días decenas de activistas de la respuesta al sida estuvieron haciendo presión en las Naciones Unidas y con las delegaciones de los diferentes países, para que la Declaración Final (de alto contenido político) evitara el lenguaje estigmatizante que incluía el borrador que se iba preparando en las primeras jornadas de trabajo.

Ponerle fin a la epidemia de sida es la ambiciosa meta que supuestamente buscan los representantes de los 193 países que integran la ONU, entre ellos la Argentina, que se presentó con una nutrida delegación que encabezó la canciller Susana Malcorra junto al Ministro de Salud Jorge Lemus, y varixs asesorxs entre lxs que estaban Mara Pérez Reynoso (coordinadora del área de Diversidad en el Ministerio de Seguridad) y varias organizaciones de la sociedad civil como corresponde a un país donde existen (y resisten al menos por ahora) políticas públicas en beneficio del colectivo LGTBI y un destacado Programa Nacional de Sida. País que además, cuenta con importantes activistas internacionales que intervienen desde hace muchos años en las decisiones más trascendentes en relación al VIH/Sida, que estos días estuvieron levantando la voz contra la Declaración Final de esta reunión.

La cumbre de la ONU aprobó las estrategias de acción para llegar a las metas 90-90-90, en 2030. Estas metas, que se siguen extiendo en el tiempo y que no se han logrado en los plazos fijados anteriormente, hacen referencia a distintos estudios que muestran que detener la epidemia de VIH/Sida puede lograrse diagnosticando al 90 por ciento de las personas que viven con VIH; teniendo bajo tratamiento antirretroviral al 90% de los que saben que son portadores del virus, y logrando que el 90% de éstos alcancen un nivel de carga viral indetectable. Para lograr estas metas no alcanza solo el dinero y las políticas públicas, aunque -claro- ayudan y son parte fundamental. Lo necesario es lograr el involucramiento de los grupos que históricamente han actuado en primera fila ante la respuesta al VIH: varones gay, bisexuales, otros hombres que tienen sexo con hombres, mujeres transexuales, trabajadorxs del sexo y usuarixs de droga. Sectores que han establecido una relación de trabajo inclusiva con los organismos internacionales, y que sufren una mayor incidencia epidemiológica combinada con un menor acceso a los servicios, y más criminalización y marginación. Pensemos en estas poblaciones en escenarios como los países árabes y musulmanes, África, el Caribe Inglés, por ejemplo.

Así son las Naciones Unidas: pura soberanía y relativismo cultural. De nada sirve hablar de derechos humanos si sólo los van a adoptar aquellos gobiernos que los promueven por voluntad propia. Estas son las limitaciones propias del sistema de la ONU, sea para Siria como para el Sida. Javier Hourcade Bellocq

Romper el silencio

Las conclusiones de esta Reunión de Alto Nivel son alarmante y un retroceso en toda su dimensión. Explica Javier Hourcade Bellocq (representante regional de International HIV/AIDS Alliance) que: “la primera vez y única que se hace referencia a las poblaciones por su nombre y apellido es un texto enredado y pernicioso del Párrafo 42, que las presenta como poblaciones que tienen un determinado números de veces o chances de recibir el virus respecto de la población de general.”Así las Naciones Unidas, para acomodar las necesidades y exceptivas de los Estados más fundamentalistas, fanáticos y violentos, están dispuestas sólo a nombrar a las poblaciones clave desdibujadas “ubicándolas en el lugar de riesgo y contagio”. A lo que no se lo nombra no se le aplica importancia política. O lo que es lo mismo, es ignorar las políticas públicas específicas para estos sectores. Varios activistas iniciaron una febril campaña para “romper el silencio” e intervenir sobre la Declaración Política. Pero los esfuerzos fueron en vano ya que algunas organizaciones -amparándose en ciertas conclusiones positivas que se incluyen en el documento en relación a mujeres y niñas- optaron por acompañar el silencio de la mayoría de las delegaciones de los países, incluso la de la Argentina.

Como dijo el paraguayo Sergio López (de GayLatino y SOMOSGAY): “Las grandes ausentes en la sala siguen siendo las organizaciones globales que, si bien sostienen un buen trabajo en algunos temas de Naciones Unidas, siguen sumándose al silencio de muchos Estados miembros ante el espantoso tratamiento que se (nos) da a los hombres gays y mujeres trans en el documento (…) Es clave hablar de los gays y las trans más allá de la consideración de vectores de transmisión del virus. Veámonos como parte de la solución”.

Egipto, Irán, Arabia Saudita, Sudán, Indonesia, y por supuesto, el Vaticano hicieron declaraciones de condena a la mención explícita de las poblaciones clave y expresaron su consternación de que no se llame a la abstinencia y fidelidad y se incluyan estos conceptos en los programas de prevención del VIH. G. P.

Retrocede varios casilleros

En la Asamblea cohabitan los países donde el colectivo LGTBI logra avances legales y derechos, pero también los países musulmanes, africanos, los del Caribe Inglés, Rusia y hasta el “Estado Vaticano”, por lo que se hace necesario un delicado equilibrio y es vital la voz de las poblaciones clave para frenar su conservadurismo. Egipto, Irán, Arabia Saudita, Sudán, Indonesia, y por supuesto el Vaticano hicieron declaraciones de condena a la mención explícita de las poblaciones clave y expresaron su consternación de que no se llame a la abstinencia y fidelidad y se incluyan estos conceptos en los programas de prevención del VIH. Del otro lado sólo se expresaron Australia, Canadá, Honduras y los Estados Unidos.

Seleccionado de terror

Argentina eligió el silencio durante la elaboración del Documento Final, luego -y apelando a la mejor carta diplomática que era el Vice Canciller Carlos Foradori (un funcionario de carrera bien conocido en la ONU)- tomó la voz y dio uno de los discursos oficiales más correctos, como neutralizando la mala declaración política de la ONU. ¿Será el guiño necesario para la postulación como Secretaria General de la ONU de Susana Malcorra? Nada en la diplomacia es ingenuo.

Cuenta nuevamente Javier Hourcade Bellocq: “Nuestro Vice Canciller demostró saber de diplomacia y consultó su discurso con la sociedad civil, corrigiendo algunas cosas para -por ejemplo- nombrar a las poblaciones clave con su nombre y apellido (trabajadoras sexuales, personas trans, gays y hombres que tienen sexo con otros hombres, personas que usan droga y privados de la libertad). También reconoció la presencia en nuestra delegación oficial de una persona trans que trabaja en el gobierno”, refiriéndose a la ignota Mara Reynoso que deberá explicar mirando a la cara del colectivo trans el por qué del incierto futuro al que nos condena la Declaración Final. Dicho esto pensando en qué si una persona trans tiene semejante relevancia en una delegación como para ser mencionada en el discurso oficial, acorde debería ser su voz para imponer un trato adecuado a sus pares.

La Declaración Final vuelve a utilizar un lenguaje que se empleaba en la década del 80: estigmatizante y discriminatorio, que abre la puerta a la destrucción del camino construido en conjunto entre los organismos internacionales, los estados miembros, y las organizaciones de la sociedad civil: “Así son las Naciones Unidas: pura soberanía y relativismo cultural. De nada sirve hablar de derechos humanos si solo los van adoptar aquellos gobiernos que los promueven por voluntad propia. Estas son las limitaciones propias del sistema de de la ONU sea para Siria como para el Sida. Nuestro país estuvo representado por una delegación liderada por el Ministro de Salud Jorge Lemus. Un impresentable que apenas pudo leer el discurso preparado por la Dirección Nacional de Sida. Un buen discurso que leído sin saber se desluce. Las negociaciones del documento global fueron copadas por organizaciones con otras agendas que no permitieron priorizar la de VIH/Sida”, concluye Hourcade.

Otras voces como la de la activista feminista de Puerto Rico, Lorangelis Thomas Negron, fueron también contundentes: “Muchas feministas, que por tal de no perder ganancias solo para nosotras las mujeres, se olvidan del resto de las poblaciones que viven con VIH, y se mienten así mismas pensando que existe una manera real de acabar el VIH en solamente las mujeres”. Esta Reunión de Alto Nivel es una muestra más de la necesidad de que los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil puedan actuar en conjunto contra los avances del “seleccionado del terror”. Muchas personas creen ver que algo cambió entre las columnas de la Plaza San Pedro. Esta semana quedo claro que en temas de Sida, el Papa por más que se vista de seda, Bergoglio queda.

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