Vie 19.08.2016
soy

La furia travesti de Yoko Ono

Una mujer yace sentada mientras los espectadores cortan pedazos de su vestido. Valeria Licciardi participó de la intervención Pieza de corte dirigida por Agustina Muñoz, en el marco de la muestra de Yoko Ono. Los entretelones de una performance en la que género, violencia y manipulación quedan al desnudo, literalmente.

Entro a escena. Llevo un vestido especialmente elegido para la ocasión. Es de color negro, largo, con volados en el cuello y mangas largas. Tengo en mis manos un par de tijeras. Camino lentamente. Todo está en penumbras. Necesito acomodarme a este nuevo aire, como acomodar el vestido mientras me siento delicadamente. Sin urgencias.

No siempre se puede disfrutar de una espera. Una espera que no humedece las manos ni produce taquicardias. La tranquilidad de no ofrecer puntos débiles. Ninguna fisura donde el miedo pueda anidar. Elijo esta forma una vez más y aguardo desprovista de expectativas. Se enciende la luz. En voz alta invito a que los espectadores que se acerquen y me corten una parte de mi vestido, aclarando que el corte no debe ser mayor que el de una postal. De a poco y tímidamente los concurrentes se animan a pasar. Algunos me piden disculpas antes de realizar el corte, otros agradecen, también sonríen o en su defecto agachan la cabeza. Siento un estado de desnudez de primitivismo. Una mezcla de seres, cuerpos géneros, olores, todo y más. Me confundo como cuando veía en la televisión y hablaban de género como si fuera sexo y sexo como si fuera género. Me recuerdo a Mauro Viale y sus debates, donde en el mismo living estaba una Lita de Lazzari, una chica trans, un psicólogo y un panelista y se hacía una ensalada tan grande que la que terminaba siempre perdiendo era la chica trans porque los otros se la comían hablando de hombre/mujer, “y vos no sos mujer”. Mi cabeza no para. Cuánta violencia, cuánto abuso.

Cuando Yoko hizo esta pieza por primera vez acababa de parir y en el mundo estaba sucediendo la guerra de Vietnam. Tenía mucha bronca, mucha “furia travesti”, como diría la maestra Lohana Berkin. Porque para experimentar la “Furia travesti” no tenemos que efectivamente definirnos o auto percibirnos como personas trans o como travestis para caer enfurecidxs.

No hablo solo de la diversidad sexual o de la desobediencia sexual. Hablo también de aquellos que por alguna cuestión están frente a un sinfín de instancias complicadas, violentas, de exclusión, de marginación, de pobreza, en todos los sentidos de la pobreza. Tuvimos que hacernos para deshacernos. Armarnos y desarmarnos. Frente a la primera amenaza frente al primer embate, frente a la primera negativa o la segunda o la tercera, nos volvimos especialmente sensibles. Y son esas negativas y esos embates los que nos devuelven, nos remiten, a un estado de indefensión total, un estado en el que hemos tenido que estar muchísimo tiempo. Por haber sido considerados menores, por haber sido considerados distintos, en el peor de los sentidos de la distinción. En la peor acepción de la diferencia.

La obra “Pieza de Corte” nos interpela tanto para el que corta el vestido como para que se deja cortar. Esta obra habla sobre el género, sobre el objeto y el sujeto, sobre la manipulación y la violencia sobre el cuerpo y el otro. Pero también es una obra de sacrificio, que trata sobre exponerse al otro con verdad y con amor. Me siento muy emocionada y agradecida de haber podido participar. Deseo que puedan vivir la experiencia ya que quedan algunas fechas.

Pieza de Corte se podrá ver el miércoles 24 de agosto a las 20.30 y el jueves 1 de septiembre a las 19.30, MALBA, Figueroa Alcorta 3415.

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