PD
El día que dejemos de ver a nuestra sexualidad como la ve el resto de la sociedad, aquel día en que dejemos de perseguir la mirada de los otros, siempre buscando la aprobación, siempre mirando a ver si nos miran, siempre inventando alguna mentira para evitar el tema, evitar decir SOY...
Ese día saldremos del armario viviendo nuestro sexo, nuestro género, nuestra vida como el fiel reflejo de nuestro corazón. Me pregunto cuándo empezaremos a mirarnos a nosotros mismos, a salir del closet, a sacar lo mejor de nosotros, a dar luz a aquello que tanto deseamos, a decir, sin miedo, SOY.
La aprobación de nuestra sexualidad, de nuestros derechos como individuos, según la Constitución, no sólo debe ser reconocida por la sociedad y el gobierno de turno sino que debe ser fundada por cada uno de nosotros en cada acción del día. Ocultándonos no logramos que las leyes nos protejan y defiendan, por eso celebro cada marcha del orgullo, con tanta diversidad, con tanto color de género, por eso celebro este suplemento. Por eso celebro el trabajo constante de cada organización LGBTI por hacer de nuestros derechos una tarea constante de cada día.
Gracias Página/12, gracias SOY por hacerme sonreír, pensar, emocionar, hasta llegar al punto de que mis vellos se erizan al leer estas páginas, llenas de espíritu y de cambio.
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