La ley de identidad impediría que otras personas pasen por lo mismo que tuviste que pasar vos. ¿La estás apoyando desde algún lugar?

–No estoy como activista en ningún circuito, pero estoy luchando; y cuando expuse lo que dijo el fallo del primer juez fue una manera que se vea que no todo está bien. Los sistemas políticos tienen muchas especulaciones que no comparto, prefiero vincularme con la causa desde un lugar propio y más independiente.

¿Cómo te parece que podríamos ayudar todos?

–Se ayuda tratando de no consumir lo que discrimina, que la mayor parte viene de la televisión argentina. Y también aceptando a la gente tal cual es, dándole trabajo. La sociedad como consumidora de medios tiene que ser más cautelosa con lo que elige para ver, aprender a discernir. Yo he tenido muchas dificultades, y el espacio de la teatralidad no es justamente el hogar de Heidi, hay mucha careta puesta, todos debemos aprender a ser más sinceros. Muchas personas creen que por verte de una determinada manera les da derecho a tratarte mal, y esa lucha diaria cansa.

¿Y a nivel educativo?

–A partir de la ley de matrimonio hay cambios dentro del campo educativo necesarios, modificar esquemas de familia, de sexualidad, la manera de relacionarse con el otro. Aunque en ese ámbito los alumnos suelen estar más relajados que muchos maestros.