Kadú es en la actualidad el único fetish bar de Buenos Aires donde nos reunimos los gays leather locales y donde acuden también muchos visitantes extranjeros, los sábados desde las 10 de la noche. Consta de un bar y un sótano donde la acción sexual está garantizada: las prácticas del BDSM más habituales son el fisting, las lluvias (para las que, a diferencia de los anteriores clubes, hay un sector específico), el nipple play y con menos frecuencia se dan algunas sesiones de bondage, spanking o whiping, para las cuales el establecimiento provee de los accesorios necesarios. El código de vestimenta es estricto: cuero, látex, uniformes. A quien no tenga la ropa adecuada, se le permite el ingreso desnudo o en ropa interior. Este código de vestimenta inhibe a algunos que sienten que no podrían entrar (aunque es cuestión de animarse, ponerse en pelotas y punto), pero es el mayor atractivo del lugar y ayuda a crear un clima de mucho morbo, un universo como el de los dibujos de Tom of Finland. Algunos vamos vestidos de full leather (pantalón, cuero, botas, camisa, campera, guantes y gorra) otros con apenas un slip y/o collar de cuero, o chaps (o chaparreras, pantalón de cuero que deja el culo y la pija al aire, como el que suelen usar los cowboys por encima del jean). También se ven hombres vestidos de látex, en especial los que prefieren las lluvias, por una cuestión de morbo, pero también práctica: son lavables. El lugar cuenta con un práctico sistema de guardarropas que permite que uno pueda cambiarse (o desnudarse) ahí mismo. El precio de la entrada, que incluye el guardarropas y una consumición, es muy accesible. “Yo no vivo de esto. Tengo ingresos por otro lado. Este es mi sueño cumplido, tener un lugar con mucho morbo donde podamos reunirnos todos y vivir nuestra fantasía”, dice Charly, el dueño, y le hace una seña a un esclavo para que acuda a sus pies.
Hace pocos meses abrió oficialmente sus puertas el bar Le Deviant, lugar que convoca a la comunidad BDSM en su totalidad, sin distinción de género y preferencias sexuales, por iniciativa de un grupo de miembros del site mazmorra.com.ar. Se divide en dos plantas: el bar propiamente dicho, ambientado con temática fetish, y el sótano, equipado con cruces, cepos, jaulas y demás elementos BDSM. El bar está abierto los días sábados y hay un sistema de membresías mediante un pago mensual que permite el acceso al sótano y la entrada libre durante los encuentros temáticos que se llevan a cabo un sábado al mes, en los cuales el acceso al sótano es irrestricto. Para asistir hay que ser miembro de Mazmorra y anotarse antes. En el site se puede leer el reglamento, según el cual –entre otros items– se prohíbe todo tipo de lluvias, y si se quiere realizar alguna práctica que comporta algún riesgo –como ser ataduras, que implican una suspensión en el aire, o juegos con agujas–, hay que avisar para que éstas sean supervisadas por un responsable del lugar. También se hace hincapié en moderar el consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo para las personas que se van a involucrar en prácticas donde hay que estar con todos los sentidos alerta, en particular los Dominantes. El código de vestimenta es libre: esto se debe a que la intención de los organizadores es privilegiar el acceso a todos los interesados, independientemente de que estén equipados o no. Como siempre, los más producidos somos los gays y las chicas, con cuero, vinilo y botas altas. Muchos señores en traje oscuro (según se sugería en un chat de Mazmorra, al estilo de la Cosa Nostra) y algún que otro muchachito con look gótico.
Se trata de la Primera Escuela Sadomasoquista de la República Argentina creada por el Ama Sandra, donde se pueden alquilar habitaciones temáticas equipadas con todo lo necesario para sesionar en pareja; contratar Amos, Amas o sumisas, para los cuales, quien demande el servicio, tiene la posibilidad de enviar su propio guión según su fantasía; internaciones durante horas o días, bajo la supervisión del Ama Sofía, para entrenarse en el sutil arte de ser un buen esclavo; reuniones los días jueves, donde se debaten temas relacionados con el BDSM a elección de los concurrentes; reuniones para sesionar en pareja los sábados (La Casona invita a las 20 primeras parejas inscriptas), y cursos personalizados de transformismo. Según mi amiga Annita, son muy recomendables los seminarios de shibari (refinada especialización del bondage, de origen japonés) dictado por el Maestro Avanlys.
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