UGANDA A LA VISTA
› Por Shangay Lily
La comunidad gay está viendo con perplejidad el regreso de la peor homofobia que creímos haber vencido, y encima lo hace disfrazada de protección a grupos débiles a los que los homosexuales supuestamente depredan o hacen peligrar (generalmente se usa sin pudor a niños que son en realidad víctimas de esas Iglesias pederastas y de los puteros conservadores o ricos turistas sexuales que luego acusan a sus víctimas de hacer lo que ellos hacen).
Esa epidemia ha llevado a casos como éste: un chico gay quemado vivo en Uganda por una turba anti-gay mientras niños (que dicen que son los que protegen con esta ley anti propaganda homosexual) observan este atroz acto de violencia inhumana.
Esta nueva mutación de la homofobia tradicional es mucho más perversa, sofisticada y retorcida que ninguna que se haya conocido antes. Cocinada por la hipócrita Iglesia y la derecha afín, se pretende convertir a los verdugos en víctimas y a las víctimas en verdugos. Bajo la bandera de la protección se ha convertido a las víctimas en las bestias negras a las que atacar para proteger a una sociedad supuestamente inocente y frágil.
Así en Rusia, Putin se ha sacado de la manga, para congraciarse con la influyente extrema derecha y la Iglesia Ortodoxa, una ley para atacar a los homosexuales y criminalizarles. El surrealista mecanismo por el que se ha legalizado la persecución y asesinato de homosexuales no ha sido otra que decir que todos los homosexuales son pederastas y con esa ley se protege a los niños. También se incluye el peligroso mecanismo por el cual cuando un niño ve a un homosexual feliz se convierte automáticamente en homosexual. No aclaran de dónde salieron esos homosexuales primigenios que nacieron todos de “ejemplares” matrimonios heterosexualísimos que no pudieron hacer la tan temida “propaganda homosexual”, pero la lógica y el sentido común no son el fuerte de los homófobos.
Por otro lado, en la India se ha dado un terrible paso atrás y tras el alborozo que muchos sentimos al ver a homosexuales bailando en las calles para celebrar la descriminalización de la homosexualidad en ciertas regiones de la India, ahora tenemos que asistir con asombro a la recriminalización de la homosexualidad con severa cárcel en toda la India. El concepto homófobo utilizado vuelve a ser la protección de la “indefensa” población civil ante el cúmulo de aberraciones que suele acompañar al ser homosexual (evasión de impuestos, asesinatos, malos tratos a mujeres, tráfico de blancas, violaciones a menores, torturas, robos, incitación a la guerra, invasiones, exterminio de castas o religiones rivales, asesinatos por dinero, mercenarios…. ¡Ay, calla, que todo eso siempre ha venido de los venerables heterosexuales!).
En Arizona se han atrevido a aprobar una repugnante ley que va a permitir por razón de “libertad religiosa” (las religiones suelen entender la agresión y exterminio como libertad) que policías no ayuden a víctimas gays porque sus creencias religiosas no se lo permite, que en bares y locales públicos se pueda negar a servirnos por la “libertad religiosa• del camarero o dueño, que taxistas puedan negarse a llevarnos, que incluso doctores se puedan negar a atendernos, incluso en peligro de muerte, por su “libertad religiosa”, y así todo un repulsivo “rosario” de agresiones homófobas amparadas por la supuesta libertad de unos criminales que rezan.
Y el lunes, para rematar el sunami neohomófobo que estamos sufriendo (plaga infecciosa sería más apropiado) nos enteramos de que en Uganda se ha aprobado una terrible ley “anti-gays” con una cárcel extrema que puede llegar hasta a cadena perpetua por actos homosexuales y animando a asesinar a los pocos activistas que se han atrevido a denunciar la homofobia impuesta allí por los misioneros cristianos primero y la Iglesia Evangelista estadounidense ahora (es bien sabido que el concepto de homofobia fue importado por la Iglesia Anglicana primero y ahora la Evangelista, como no, antes existían conceptos de convivencia con un doble espíritu elegido e incluso la homosexualidad ritual de los Sambia que obliga a los jóvenes a realizar felaciones a los mayores durante toda su adolescencia para ser más hombres). Sobre el tema recomiendo leer este exhaustivo Storify que recoge los documentadísimos tuits de mi adorado SalidaPorLaizquierda.
Es fácil olvidar que en muchos estados de los EEUU sigue vigente una ley de sodomía, que en los países musulmanes, tan elogiados por nuestro Borbón y los EEUU, se condena a muerte a homosexuales (pero como son ricos y con petróleo, no se dice), que en España seguimos soportando una violencia homófoba extrema a día de hoy como la que sufrió David en Jaén al acudir a su doctora (del Opus Dei) que le dijo que su homosexualidad era una enfermedad (y a día de hoy no ha sido expedientada por un complaciente PSOE). O las mil declaraciones anticonstitucionales de obispos llenos de odio e ignorancia que nos llaman enfermos y animan (y pagan a sus propagandistas) a someterse a criminales “curas” que dejan destruidas a las personas que se ven obligadas por sus familias o círculos cristofascistas a someterse a ellas.
Y lo peor es que la derecha y parte de la izquierda (esa que apoya a Putin o Iran) niega todo esto con el cántico de “los homosexuales no sólo sois iguales, hoy en día sois privilegiados” y “un lobby muy peligroso como denunció el Papa Francisco” (el homófobo Papa Francisco, recuerdo).
Pero la peor parte la llevamos nosotros mismos, por bajar la guardia creyendo las mentiras del heteropatriarcado cristofascista.
Shangay Lily es feminista, gay, ateo, escritor y artivista. Pionero en España de la visibilidad gay y queer. Esta columna fue publicada en el periódico español Publico. es
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